Los españoles vivimos de media 83’1 años. Esta es la esperanza de vida que tiene nuestra población según los últimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), aunque la diferencia entre hombres y mujeres sigue siendo evidente, ellos viven 80’2 años y ellas 85’8. Pero ¿qué factores haces que la esperanza de vida sea mayor o menor en cada persona? Sin duda alguna, los hábitos de vida y los cuidados son clave a la hora de hablar de longevidad, pero también hay aspectos genéticos que influyen en la duración de nuestra vida, como la altura. ¿Vive más una persona alta o una baja?

A pesar de su juventud, solo cuenta con 26 años, Nicklas Brendborg es uno de los biólogos moleculares más prometedores del mundo, convirtiéndose en un importante divulgador científico especialmente en aspectos de longevidad y mantenimiento de la juventud. En este caso habla con Uppers sobre cómo la altura puede influir en la esperanza de vida de una persona.

Tal y como el experto señala, son las especies más grandes de planeta las que más años viven, como las ballenas o los elefantes, por ejemplo, mientras que otros mamíferos más pequeños, como los ratones, tienen una vida más corta. No obstante, explica que “dentro de cada especie ocurre lo contrario, la longevidad de los individuos más pequeños supera a la de los más grandes. Los perros más pequeños viven más años que los grandes, por ejemplo”.

Por ello, Brendborg destaca que, si ponemos el foco en la especie humana, “vemos que las personas más longevas de la historia tienden a ser bajas y pequeñas. Algunas áreas con mayor longevidad del mundo se encuentran en el este de Asia, donde la gente no es especialmente alta. Viven más que los del norte de Europa, que son más altos”.

Sin embargo, el biólogo molecular puntualiza que esto no deja de ser una tendencia basada en una media de datos, por lo que “no significa que, por tener una altura concreta, se vaya a tener una muerte temprana, pero sí indica que hay más probabilidades de tener una vida más larga si eres bajo”.

Aunque establece que aún es un aspecto que se debe estudiar más a fondo, explica que puede deberse la “incompatibilidad entre crecimiento y reparación. Es decir, si eres alto y tienes señales de crecimiento más fuerte, tu capacidad de reparación es menor”.