Hay drogas cuyo consumo está muy normalizado en la sociedad. Por ejemplo, el alcohol, el cannabis o el tabaco. Sin embargo, en ciertos grupos de amigos se normalizan a mayores otras sustancias ilegales: cocaína, MDMA o éxtasis, metanfetaminas, polvo de ángel… Y aunque desde fuera puede parecer sencillo resistir a la presión social, cuando lo vives en primera persona es muy fácil ceder y drogarte tú también.
Hay personas que consumen drogas buscando ciertos efectos, sobre todo al principio, o huyendo del síndrome de abstinencia, sobre todo cuando el hábito de consumo ya está consolidado. Pero, ¿todo el que se droga lo hace porque le gusta? No.
Por ejemplo, beben alcohol y odian el sabor (seguro que te ha pasado alguna vez cuando tus amigos han pedido una ronda de chupitos) o fuman y no soportan la sensación (porque la garganta les pica y arde). También hay quienes se drogan, pero no soportan los efectos de la intoxicación (por ejemplo, cuando la cocaína o el MDMA te provoca un bajón emocional muy intenso o aviva tus inseguridades). Y, finalmente, muchas personas siguen consumiendo pese a las consecuencias desagradables que experimentan durante las resacas de la sustancia (irritabilidad, náuseas, cansancio, palpitaciones…). Sin embargo, siguen drogándose porque:
Pero, ¿qué hacer cuando todos tus amigos se drogan menos tú?
Debes tener muy claros los motivos que te pueden llevar a consumir una droga. Si somos conscientes de por qué queremos beber, fumar un porro o esnifar cocaína, es un poquito más fácil evitar el consumo.
Habla con tus amigos en un contexto sin drogas. Me explico: en vez de tener una charla seria en medio de una fiesta o cuando todos estén bajo los efectos de una sustancia, habla con ellos antes, cuando estéis tranquilos, sin drogas de por medio.
¿Qué decirles? Lo que sientes, ni más, ni menos. Diles por qué no quieres drogarte, que te asusta que puedan tratarte diferente y que te gustaría que no te presionasen ni intentasen convencer para consumir. Si tus amigos respetan tu decisión, significará que te están respetando a ti.
¿Y si no respetan tu decisión? Entonces, viene la parte más difícil: asumir que quizá no son tan amigos.
Intentad hacer planes en los que el consumo no sea un hábito tan automatizado. Si queréis salir de fiesta, genial, pero también podéis quedar de vez en cuando para ir al cine, jugar un juego de mesa o una partida de rol, hacer una ruta de senderismo… En otras palabras, actividades en las que no tengan tan metido en la cabeza que hay que consumir sí o sí.
No es necesario dejar de lado a tus amigos, pero sí es recomendable pasar tiempo con otras amistades en las que el consumo no es una costumbre.
De esta forma, podrás disfrutar de un ocio sin sustancias y evitarás esa creencia tan arraigada de que “para divertirse hay que drogas”. Si tú sabes en primera persona que no es cierto, te será más fácil evitar el consumo.
Si todas tus amistades consumen, te animo a conocer gente nueva con la que sentirte más a gusto. ¿Cómo? Realizando actividades un poquito diferentes: un voluntariado, jornadas de juegos de mesa o partidas de rol, charlas sobre temas diversos (ciencia, empoderamiento, salud mental, feminismo, derechos del colectivo LGTBIQ+, neurodivergencia…), clases de baile, talleres artísticos (de pintura, de cerámica, de escritura creativa…), etc.
No te sientas culpable por querer ampliar tu círculo social. Quieres a tus amigos y eso nadie lo pone en duda, pero también tienes derecho a disfrutar de un ocio en el que puedas sentirte del todo a gusto con gente más afín a ti.