Un buen ejemplo para entender qué es eso de la verdadera energía masculina de la que tanto habla el psicólogo y coach Benjo Podlech, es la escena que protagonizaron recientemente Roger Federer y Rafa Nadal: dos de los tenistas más grandes de la historia, se daban la mano y lloraban juntos en la despedida de Federer del tenis profesional. Sus sentimientos quedaban expuestos a la mirada de millones de personas, dándonos una lección de auténtica masculinidad. “Ah, ¡al fin se está mostrando esto!” pensó Podlech cuando vio esas imágenes.
‘Esto’, es una manera tal vez demasiado simple de referirse a lo que este coach experto en energía masculina lleva nueve años explorando, investigando y trabajando con grupos de hombres a los que acompaña en el proceso de deconstrucción de la masculinidad patriarcal, que tanto malestar y sufrimiento genera. Podlech está convencido de que muchas de las dificultades psicológicas de los hombres, cuya tasa de suicidio triplica al de las mujeres, tiene que ver con esta falta de armonía de los hombres con su verdadera energía masculina.
Si de algo puede vanagloriarse Podlech es de haber estado frente a un grupo de 30 hombres vulgares que dejan de lado los estereotipos, la vergüenza y el miedo a mostrarse vulnerables y abren su corazón. De estas experiencias, de esos espacios de trabajo en grupo, Podlech ha sacado sus conclusiones sobre la verdadera energía masculina: “He encontrado perlas de lo que es lo masculino", asegura. "¡No sabía que la energía masculina era tan amable!, ¡no sabía que la ternura se relacionaba con la energía masculina!, ¡no sabía que la flexibilidad también era energía masculina!”, dicen algunos de sus alumnos.
El principal obstáculo social que encontramos a esta expansión y expresión de lo que la energía masculina significa, explica Podlech, es que no es igual al patriarcado, pero todavía se siguen usando como sinónimos. El patriarcado, apunta, "es un programa que distorsionó esta energía masculina y tiene que ver con la manipulación, el control, la competitividad y con la jerarquía. Es una manera de pensar, es un programa que nos pusieron hace 5.000 años que afecta a nuestra manera de relacionarnos entre mujeres y hombres, nos afecta a la manera de trabajar, a los roles de género, a la relación con la naturaleza, nos afecta incluso a la manera de amar”.
Pregunta: ¿Qué es eso de le energía masculina de la que hablas?, ¿a qué te refieres cuando dices que es necesario explorar la masculinidad?
Respuesta: Hay una respuesta de menos a más: de lo más científico a lo más espiritual. Esta división de mujer y hombre ha sido milenaria en la historia de la humanidad y también la manera de describir los roles de las mujeres y los hombres -qué pertenece a la naturaleza femenina, y qué pertenece a la naturaleza masculina- hasta el punto que nos hemos creído todo lo que nos han dicho a nivel de educación, de cultura y de sociedad. Cuando hablo de explorar, me refiero a salir de lo que nos han dicho, e ir por tu cuenta y tu experiencia, buscando tus respuestas sobre qué significa ser hombre o la energía masculina. Es cuando de los mapas que nos han metido, de las concepciones que hemos hecho cuando éramos niños y adolescentes y adultos y decimos: “espera, ¿por qué digo que sí a algo que no he experimentado?, ¿por qué estoy de acuerdo con algo que ni siquiera he podido experimentar por mi cuenta y sacar mis conclusiones?”.
P: Me consta que tú llevas tiempo explorando…¿Qué has descubierto sobre la energía masculina?
R: He recibido unas respuestas que no tienen nada que ver con lo que me han dicho que es la energía masculina, o tiene que ver muy poco. Entonces, ¿cuál es la definición general de la energía masculina? La energía masculina es algo que está en mujer y hombre, que tiene ciertas características como dirección, fuerza, presencia y que es como el sol. Pero mi exploración me ha mostrado que esas pequeñas características son solo el 15 o 20 por ciento de toda la grandeza, la inmensidad que hay en la energía masculina.
P: ¿Qué más hay?
R: En el otro 80 por ciento he descubierto que hay ternura, ingenuidad, pureza que flipas, entrega, muchísima entrega, presencia. Y hay una vulnerabilidad única en la energía masculina. La vulnerabilidad no es propia de la energía femenina, la vulnerabilidad no es solo porque mi lado femenino se abre, no, la vulnerabilidad tiene un canal femenino y otro masculino y tiene diferentes notas para expresarse. La vulnerabilidad de la energía masculina es muy de estar disponible al contacto, a la conexión, es muy intensa. Abrirse a la vulnerabilidad de la energía masculina es un acto muy rebelde: Un hombre vulnerable está limpiando lo que ningún hombre ha hecho en su linaje antes, y eso es muy poderoso. Un hombre, cuando se abre a la vulnerabilidad o a la fragilidad o a sentir más allá del control mental, está haciendo algo que, en su genética, en su epigenética, en su herencia biológica, no está registrado por el hecho de ser hombre. Entonces, cando esto ocurre, obviamente se mueven muchas cosas.
P: ¿Qué pasa cuando un hombre se abre a su vulnerabilidad y fragilidad en contra del mandato del patriarcado?
R: Yo he visto lo que pasa después: Difícilmente ese hombre va a volver a ser el mismo de antes; difícilmente va a dejar de escuchar a los demás, va a dejar de cultivarse y va a entender que toda esta cruzada es urgente porque si no, el hombre se va a seguir enfermando y va a seguir teniendo una tasa de suicidio tres veces más alta que las mujeres…porque las tasas de suicidio en el mundo, según la OMS, son tres veces más en hombre que en mujeres.
P: Esto es muy interesante: las dificultades psicológicas de los hombres… ¿crees que pueden deberse a esto? me refiero esta incoherencia entre lo que un hombre percibe que es su verdadera energía masculina y lo que la sociedad patriarcal les exige por convencionalismo puro…
R: Estas crisis ocurren muchas veces los 40, la famosa crisis de los 40. Es tan brutal la crisis de sentido de vida, que al momento de llegar a la crisis de los 40, dejan de darle sentido a un trabajo que en realidad lo hacían solo por dinero o empiezan a ver que están dedicando su tiempo simplemente para cumplir con el molde del patriarcado. Y tienen una crisis tan profunda, casi al punto de la depresión porque están viendo lo que han hecho con su vida y ven lo que les queda por hacer todavía de vida. Ese momento de crisis significa que cuanto menos expreses lo que sientes, más probabilidades vas a tener de enfermarte; es así. El 80 por ciento de las enfermedades son psicosomáticas…ya está. Si te callas, te enfermas porque vas contra tu cuerpo. Y eso tienen que entenderlo los hombres que lean esto: tu cuerpo se enferma si no te expresas. Lo creas o no lo creas da igual porque eso está ya comprobado. Punto.
P: Volvamos por un momento a ese momento de crisis ¿Qué le pasa a un hombre cuando llega a este punto crítico de pérdida de sentido?
R: Algo colapsa en ellos. Algo ya no puede seguir. Es como que esta sobreadaptación, o esta postergación de lo que sienten y necesitan ya llega a un límite que no pueden más. Y la sensación de que perdieron el tiempo es muy brutal. La sensación de que fueron engañados es muy brutal y la sensación de que no fueron honestos, más duro aún.
P: Pero de la crisis viene la transformación...
R: Ahí, en esa crisis, ocurren cosas muy bonitas porque comienza la apertura inevitable a salir de lo que conoces de ti mismo. Cae algo ahí…viene la crisis de los 40, crisis de término de relaciones, crisis porque en el trabajo ya, o te despiden o deja de tener sentido…entonces ahí vienen como niños heridos y asustados sin saber qué coño hacer con sus vidas con una angustia tremenda. Pero ahí es donde comienza la transformación.
P: Cuando un hombre descubre la importancia de poder hablar de lo que siente con total honestidad, sin miedo... ¿Qué ocurre?
R: Que ya se convierte en la base esto de poder hablar de lo que sienten. Ya es un mínimo, no un máximo. Y cuando pasan al mínimo dejan de sentir ganas de hacer las mismas salidas de hace 15 años con los mismos grupos, porque dejan de hacerles sentido porque están más auténticos. Y eso también pasa, sí: que dejas de invertir tiempo con esos amigos que tienes desde hace 20 años.
P: ¿Crees que algo está cambiando ya en los hombres de ahora?
R: Estos sucesos de la manada o estos tipos que aún siguen con ese programa, poco a poco hay hombres que ya no lo normalizan. Lo que pasó hace unas semanas con Federer y Nadal, que se tomaron de la mano y lloraron…fue como ¡al fin se está mostrando esto! Nueve años que llevo trabajando en esto y ahora se habla de esto como si fuera una novedad. Pero hay un trabajo detrás de algunos que estamos en esto hace tiempo. El punto es que se muestre ahora a los hombres así y no como el hombre violento solamente. Un hombre que se abre, como el caso de Federer y Nadal, es también un mensaje a la sociedad: hay más colores ocurriendo en los hombres.
P: ¿Están perdiendo los hombres el miedo a mostrar sentimientos?
R: Es más vergüenza que miedo. Viendo los grupos de hombres y tomando notas de qué es lo que les aparece cuando se abren, es más vergüenza que miedo. La vergüenza se relaciona con la mirada del otro.
P: ¿Cómo percibiríamos desde fuera a un hombre transformado, viviendo sin esa vergüenza a mostrarse vulnerable y sacando lo mejor de su energía masculina?
P: La mirada les cambia. Hay una calma que queda. En sus relaciones empiezan a expresar lo que sienten, a decir lo que nunca habían dicho. Es lo que me pasa a mí en los círculos y en los retiros: que empiezo a ver que empiezan a decir "te quiero" a la gente que no le habían dicho nunca antes "te quiero"; empiezan a expresar lo que sienten; hablan lo que no han hablado en mucho tiempo.
P: Antes dijiste que la energía masculina está también en las mujeres…
R: Hay una frase que he escuchado a muchísimas mujeres que dicen: soy demasiado masculina. No sé si tú la has escuchado. Cuando dicen eso, yo les tengo que aclarar de manera muy amable que en realidad están siendo muy patriarcales y no necesariamente masculinas. Como parten de la confusión, creen que es un insulto ser masculina. En las mujeres también está la energía masculina y pueden entrar cuando dejan el resentimiento hacia los hombres o la rabia hacia el patriarcado, porque hay mucho resentimiento y mucha rabia ahí, muchísima. Así, difícilmente vamos a poder abrir la puerta al masculino que te estoy describiendo ahora. El patriarcado hizo tanto daño, que impide que se abra la puerta a lo masculino.
P: En un momento de tanta violencia de género, ¿necesitamos recuperar la confianza en la energía masculina?
R: Creo que es clave y urgente trabajar esa desconfianza. Pero pongámonos un poco más abiertos de mente y digamos que ambos tenemos cosas que unir para poder generar la confianza. Yo, por mi parte, me estoy haciendo cargo de todos los hombres que puedo.