La pareja de Diego no tiene ni amigos ni amigas, su vida social se limita a la pareja. Todo lo hacen juntos: ir al cine, de compras, viajar, salir de cañas… Y no sería un problema si no fuera por que cada vez que Diego quiere quedar con sus amistades, su novia se queda sola y triste. “Siento que toda su felicidad depende de mí, a veces ella misma lo dice, y eso me agobia un poco”, confiesa el joven de 28 años. En consecuencia, Diego no sale tanto como le gustaría con sus amigos. “Les veo igual una vez al mes o menos. No quiero que se me entienda mal porque yo quiero mucho a mi novia, amo estar con ella, me da igual lo que hagamos porque disfruto, pero también necesito ese tiempo para mí y me gustaría que ella tuviese cosas en su vida que le hiciesen sentir feliz más allá de la relación, porque me hace sentir que si no estoy a su lado constantemente, toda su vida se desmorona”.
La situación que está viviendo Diego es más normal de lo que pensamos, pero que algo ocurra muy a menudo no significa que sea saludable. Todo lo contrario, que la felicidad de tu pareja dependa exclusivamente de ti es bastante tóxico ya que te hace sentir culpable por ser independiente y tener vida fuera de la relación. Ese es el caldo de cultivo ideal para desarrollar codependencia emocional, baja autoestima, posesividad, miedo al abandono y dinámicas abusivas.
Para solucionar este problema, el primer paso es analizar por qué tu pareja no tiene amigos.
No todo el mundo tiene las mismas necesidades sociales y si bien una persona extrovertida y una persona introvertida pueden mantener una relación sana y duradera, lo cierto es que no tener amigos y basar toda tu felicidad en tu pareja es bastante perjudicial.
¿Qué puedes hacer? Respetar la introversión de tu pareja, pero pedirle que respete tu extroversión.
No es justo que obligues a tu pareja a hacer amigos, a ir a fiestas o a socializar con la gente que a ti te cae bien. Lo hará cuando le apetezca o en situaciones concretas –por ejemplo, en una celebración–.
Igualmente, tu pareja no debe hacerte sentir culpable por querer disfrutar de planes más allá de la relación: tienes derecho a cuidar otras relaciones siempre y cuando no desatiendas por completo a tu pareja, y créeme, desatender no es sinónimo de ir de cañas con tus amigos una vez a la semana.
Si tus amigos te traicionan en el pasado, es normal desarrollar cierta dificultad para volver a conectar con la gente. La solución no es volverse un ermitaño social. Hay que trabajar la confianza, aprender a socializar de nuevo y enriquecer tu independencia fuera de la pareja.
¿Qué puedes hacer? Si a ti y a tus amigos os apetece, tu pareja puede quedar con vosotros de vez en cuando –repito, de vez en cuando. Tus amigos pueden saturarse si tu pareja acude a todas las quedadas–. De esta forma, le demostrarás que no todas las relaciones sociales son tóxicas.
Si a tu pareja le cuesta confiar, también es recomendable valorar la opción de ir a terapia. Por mucho que tu quieras apoyar a tu pareja, no eres psicólogo y llegará un punto en el que no vas a poder ni vas a saber ayudarla más. Por eso es necesario un profesional.
Si tu pareja experimenta ansiedad o depresión, es posible que haya abandonado ciertas relaciones sociales poco a poco (y que otras la hayan abandonado a ella).
¿Qué puedes hacer? Por un lado, hay que respetar el espacio de tu pareja y la rabia que siente porque le hayan dejado de lado algunas personas. Decirle a alguien con depresión “anímate” o “sal de fiesta para estar otra vez bien” es como decirle a alguien diabético que se coma una tarta para curarse. No funciona así. Tu pareja necesita sentirse comprendida y para ello tienes que comunicarte con empatía y respeto.
Sin embargo, no es bueno que se aísle por completo, así que no refuerces la soledad. Anímale a salir con antiguas amistades a su ritmo. Quizá a dar un paseo con alguien con quien se siga llevando, o ir de compras con su hermano, o ir a cenar contigo y un par de amigos que le caigan bien. Lo importante es crear un clima cómodo que ayude a tu pareja a volver a socializar sin sentirse abrumada.
Al igual que en la situación anterior, es muy importante que tu pareja reciba ayuda profesional y que trabaje el aislamiento con su terapeuta. Tú eres su pareja y su apoyo, pero no debes ser la única fuente de felicidad.
Esto es habitual cuando os mudáis a otra ciudad en la que tu conoces gente y tu pareja no, o cuando los amigos de tu pareja se han ido a vivir lejos. Es normal pasarlo mal, pero hay que salir adelante. Existe la creencia popular de que hacer amigos a partir de los 20 o de los 30 es muy difícil, pero lo cierto es que no tanto.
¿Qué puedes hacer? Está genial si de vez en cuando sale con tus amigos –pero recuerda, de vez en cuando y siempre que todos estéis de acuerdo –, pero también es importante que tu pareja construya su propio círculo social. ¿Cómo? A partir de aficiones: clases de pintura, apuntándose a crossfit, a baile o a yoga, haciendo un voluntariado, asistiendo a algún curso… Hay mil opciones, ayuda a tu pareja a encontrar lo que realmente le hace feliz. De esta forma, fortalecerá otras aficiones fuera de la relación y aumentará la probabilidad de conocer gente afín. No te muestres celoso o desplazado cuando eso pase.
Muchas personas creen que cuando tienes una relación, el resto de vida social se acaba. No es cierto. La posesividad acabará con la autoestima de ambos, te alejará de amistades que son sanas y te convertirá en una persona codependiente.
¿Qué puedes hacer? No normalices ni cedas ante conductas tóxicas. Tu pareja puede intentar manipularte o ponerte en contra de tus amigos, fíate de los hechos y no de las palabras. ¿Te han dado algún motivo para desconfiar? Si te dice que todo el mundo está en tu contra, te odia, siente celos de la relación o es lo peor de lo peor, ten cuidado porque probablemente sea falso.
Habla con tu pareja, explícale que lo que está haciendo es manipularte y aislarte, y pídele que busque ayuda por su cuenta para superar las creencias tóxicas sobre el amor. Si no está dispuesta a hacerlo, lo mejor es alejarte y cuidar tu salud mental.