Trucos para combatir los excesos del verano y recuperar la forma
El verano suele ser época de excesos, pero es posible corregirlos a tiempo si nos ponemos manos a la obra nada más entrar de lleno en la nueva rutina
Una alimentación saludable es básica, así como introducir ejercicios que nos sienten bien física y mentalmente, ayudándonos a combatir el síndrome posvacacional
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Si el verano (con todos sus excesos) te ha pasado factura y tu forma física y estado de salud no son los que desearías, nada mejor que aprovechar el impulso de la vuelta a la normalidad para motivarte y diseñar una rutina de autocuidados que, de paso, puede ayudarte a evitar el síndrome posvacacional. Desde una alimentación saludable y antiestrés hasta la práctica de deporte, pasando por un buen descanso y la reducción del estrés, toma nota de estos trucos para combatir los excesos del verano y recuperar la forma.
Trucos para ponerte en forma tras el verano
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Las vacaciones de verano suelen convertirse en una especie de paréntesis en nuestras vidas que lo toca casi todo. Algunos afortunados no pueden pasar sin hacer deporte y no abandonan este hábito tan saludable durante estas semanas, pero para otros las vacaciones también son para el cuerpo y, en estos casos, el gimnasio suele quedar reemplazado por la hamaca hasta la vuelta a la rutina. Si, además, al 'parón' físico le sumamos una alimentación más descontrolada y calórica, tendremos el cóctel perfecto para una entrada en el otoño un tanto desastrosa.
Nada que no tenga remedio: lo importante es marcarnos metas realistas, definir un plan, diseñar una hoja de ruta en cuanto a la alimentación (preferiblemente, con ayuda de un nutricionista o profesional médico) y elegir qué actividad o actividades físicas vamos a realizar para revertir el efecto de estas semana de descontrol.
Toma nota de estos trucos y consejos para ponerte en forma tras el verano:
- Vuelve a la dieta sana.
El primer paso para sentirte mejor consiste en 'desinflarte' y comenzar a consumir alimentos más ligeros, naturales y nutritivos. Evita el alcohol, el azúcar y las bebidas excitantes (salvo el café, siempre que no afecte a tu nivel de estrés), bebe mucha agua, consume fruta y verdura en abundancia y no dejes de lado las proteínas de calidad, como las procedentes del huevo o del pescado azul.
Las legumbres no pueden faltar en tu mesa, ni tampoco frutos secos como las nueces o alimentos como el yogurt natural o el kéfir. Aprovecha los productos de temporada: la naturaleza es sabia y no es casualidad que nos ponga por delante determinados productos en determinados momentos del año. Y no olvides la importancia de evitar las harinas refinadas o de mantener un consumo de fibra suficiente.
En realidad, todos hemos escuchado un millón de veces de qué forma debemos alimentarnos para mantenernos sanos: solo nos falta llevarlo a la práctica de forma estable.
- Haz ejercicio
No te estamos contando nada que no sepas ya: el ejercicio debe ser parte de tu día a día, y es importante que no te pese que así sea. Por eso debes encontrar un equilibrio entre lo que necesitas y lo que te gusta. Puede que tu objetivo no sea tanto perder peso como tonificar, o tal vez necesites adelgazar varios kilos tras el verano. Tal vez te gusten más prácticas como el yoga o el pilates, o puede que seas más de 'spinning', baile, zumba...
Afortunadamente, existen múltiples opciones: lo mejor es combinar varias para que consigas colocarte en tu peso, mantenerte fuerte, corregir tu postura, reducir tu estrés y descansar mejor. Ante la duda, y si no tienes demasiada experiencia, déjate guiar por un profesional.
- Date el tiempo necesario
Tu rutina diaria no puede consistir exclusivamente en dormir, comer y trabajar: es imprescindible que te regales momentos de autocuidado y que los coloques en un lugar prioritario. Cocinar algo apetitoso, ir al gimnasio o a dar un paseo, leer, pasar un rato agradable con tus amigos... son momentos y rutinas que hacen que tu día merezca mucho más la pena.
Lógicamente, hay rachas en las que resulta más complicado encontrar estos espacios, pero jamás restes valor a estas necesidades ni las coloques en un lugar secundario. En lo que a lo físico se refiere, piensa que cuidarte y darte lo que necesitas te permitirá ser la mejor versión posible de ti mismo. Es, por tanto, el pilar que lo sustenta todo.
- Haz pequeños (grandes) cambios pensando en ti
Por ejemplo, ir a trabajar en bici, habilitar una zona de ejercicio o de meditación en tu casa, ir a pasear a la montaña los fines de semana, reorganizar tus armarios y deshacerte de todo aquello que te incomode, comprar aquellos caprichos nutricionales que pocas veces te regalas, hacerte con ese gadget deportivo que tanto te ayudaría, introducir la rutina de hidratarte cada día con tiempo y con calma...
A veces somos mucho más detallistas con los demás que con nosotros mismos, de la misma forma que solemos ser mucho más amables con el resto de personas que con nosotros. Mimarte y tratarte bien son gestos básicos para que puedas con todo en esta fase de mejora: la clave está en convencerte de que te mereces convertirte en esa mejor versión de ti mismo.