Investigadores de la Universidad de San Pablo (USP), en Brasil, han detectado un impacto del covid persistente en los deportistas, tanto profesionales como amateurs. Y los resultados asombran. Aun cuando la enfermedad fue asintomática o leve en el 94% de los casos , alrededor del 8% de los afectados tenían síntomas persistentes que afectaban su rendimiento y que potencialmente impedían volver a entrenar y competir. Los datos que analizaron se referían a unos 11.500 deportistas, entre aficionados y profesionales de alto rendimiento. Los resultados se publicaron en el British Journal of Sports Medicine.
“Analizamos datos de casos agudos para evaluar las manifestaciones y la gravedad, así como los síntomas persistentes informados después de que el virus había sido eliminado del organismo”, declaró Bruno Gualano, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP) e investigador principal del estudio.
Según el documento, el 74% de los atletas presentaron síntomas durante la etapa aguda. Los más comunes fueron pérdida del olfato y/o gusto (46,8%), fiebre o escalofríos (38,6%), dolor de cabeza (38,3%), fatiga (37,5%) y tos (28%). Solo el 1,3% tuvo un covid grave. “Esta es una proporción similar al promedio de la población total”, señaló Gualano.
Entre el 3,8% y el 17% de los atletas involucrados tenían síntomas persistentes, incluida la pérdida del gusto y olfato (30%), tos (16%), fatiga (9%) y dolor torácico (8%). Pero lo más sorprendente es que el 3% desarrolló intolerancia al ejercicio. Este no es un trastorno grave o potencialmente mortal, pero en el mundo del deporte puede ser un problema.
Los protocolos adoptados actualmente por las confederaciones deportivas suelen autorizar el regreso a la actividad solo cinco o seis días después de que desaparezcan los síntomas de la COVID-19.
Aunque estudios anteriores sugirieron que el COVID-19 aumenta el riesgo de miocarditis (inflamación del músculo cardíaco debido a una infección) para los atletas, la revisión no lo confirmó.