Desde que el sistema robótico da Vinci llegó a España, el número de intervenciones realizadas con esta tecnología mínimamente invasiva se ha incrementado más de un 300%. Solo en 2021, se han superado las 12 000 intervenciones. Nuestro país cuenta con más de 100 sistemas operativos en centros públicos y privados.
Esto ha sido posible gracias a ABEX Excelencia Robótica, la empresa española que desde 2016 los distribuye de forma exclusiva en España y Portugal. Esta tecnología “ha permitido ampliar las alternativas de abordaje quirúrgico para casos cada vez más complejos y en más especialidades”, señalan en un comunicado.
Actualmente, el 73% de los sistemas robóticos da Vinci instalados en España se encuentran en hospitales públicos mientras que 3 de cada 10 se encuentran en centros hospitalarios de carácter privado. Desde que el sistema robótico da Vinci llegara a España y Portugal, son ya más de 65 000 los pacientes que han sido intervenidos quirúrgicamente con esta tecnología quirúrgica mínimamente invasiva, apuntan desde la compañía.
“Del total de intervenciones quirúrgicas realizadas el año pasado, un 56% fueron llevadas a cabo con el sistema robótico da Vinci en la especialidad de urología, un 26% en la de cirugía general, un 10% en ginecología, un 6% en cirugía torácica y un 2% en cirugía de cabeza y cuello”, concretan.
En el mundo, se han realizado más de 10 millones de intervenciones, se han instalado más de 6 700 sistemas robóticos da Vinci y se han lanzado cuatro generaciones de esta tecnología quirúrgica mínimamente invasiva que ha ido ampliando su uso a múltiples especialidades médicas a lo largo de los años.
Entre las ventajas, señalan que “con el sistema robótico da Vinci, el cirujano no opera directamente sobre el paciente, sino que lo hace sentado en una consola desde donde maneja unas pinzas. La visión en tres dimensiones, con un aumento de hasta 10 veces, permite al cirujano trabajar con una gran precisión y fiabilidad”.
Los beneficios también son “para pacientes, cirujanos y el sistema sanitario”. “Al cirujano, le facilita el acceso a anatomías complicadas, mejora la visualización de los puntos de referencia anatómicos y de los planos tisulares, y elimina el temblor fisiológico o los movimientos involuntarios, así como el cansancio postural tras largas horas de intervención. Estas ventajas repercuten, además, en el paciente, ya que es intervenido a través de pequeñas incisiones, lo que deriva en un mejor y más corto periodo postoperatorio con menos sangrado, menos dolor, menos posibilidades de complicaciones y, en definitiva, una incorporación a la vida diaria más rápida. Todo ello, incide en una mejor gestión del uso de las instalaciones y recursos del hospital”, especifican.