El recorrido que pudo hacer Julen hasta escurrirse por el pozo
Los primeros bomberos y personal de emergencias que llegaron grabaron la zanja y el pozo en el que cayó Julen. En el recorrido vemos todavía las cuerdas que emplearon para ayudar a Julen de manera rudimentaria. También la comida apoyada en la zanja, el caldero, y los ladrillos que iba a utilizar la familia para hacer una paella. El padre explicó a la Guardia Civil que se había retirado a por troncos para el fuego. En ese momento Julen pudo hacer este recorrido por la zanja incluso resbalar y caer dentro del pozo que vemos con un pequeña inclinación.
Según la investigación el niño levantó los brazos en un acto reflejo y pudo no caer de golpe en un principio, porque el pozo era muy estrecho. El padre de hecho dijo que lo escuchó llorar. Fue un segundo. Luego se escurrió por esas paredes llenas de salientes contra las que se golpeó severamente la cabeza, según la autopsia. Provocó pequeños derrumbes en la caída que acabaron por formar el tapón que lo enterró. La familia arriba intentaba hacer algo, impotentes también pudieron arrojar sin querer algo de tierra. La guardia civil la ha analizado y no tiene dudas de que es del propio pozo. De hecho los análisis se hicieron cuando recogieron los restos biológicos de Julen y el mechón de cabello del niño. Ya entonces las fuentes apuntaban a que el pequeño habría sufrido al menos un golpe en la cabeza. Al ser tan bebé y no tener las cervicales tan fuertes no resultaba extraño.
El hallazgo fue decisivo para embarcarse en esa obra tan compleja de búsqueda y rescate del niño. Sabían que estaba en el tapón, debajo del tapón o incluso dentro. Por eso cuando se les rompió la bomba aspirador no quisieron probar con uno más potente para no dañar al niño, y menos perforar en el pozo. Trabajaron siempre con la idea de que un milagro salvara al niño y tenían la esperanza de que aguantara con una pequeña cámara de aire. Diseñaron la operación con cuidado y gracias a la geoposición supieron que sin duda estaba en esa cota de 70 metros. Por eso perforaron el pozo paralelo hasta la 72 y pensaron en la galería horizontal ascendente que les conectara con el lugar donde esperaban encontrarle.
Lo hallaron donde los informes le situaban pero casi enterrado por el tapón. Rodeado de tierra, solo tenía aire entre sus pies y su cabeza. Julen tenía los brazos estirados como cayó y el chándal se le había levantado en la caída tapándole en parte la cara. Estaba lleno de barro porque la tierra se había humedecido con las lluvias. Un golpe muy duro para los rescatadores que nunca perdieron la esperanza como sus padres y su familia de encontrarle con vida a pesar de los días transcurridos. Fotografiaron la posición del pequeño y lo extrajeron por los pies, con cuidado. Para subirle a la superficie en los brazos del guardia de montaña y que el forense y el juez hicieran el primer examen forense arriba. Los golpes eran contundentes y evidentes.
Julen murió dentro del pozo y se investiga la caída como un homicidio imprudente porque el pozo, hecho ilegalmente el 18 de diciembre, no estaba sellado y debía estarlo. El pocero asegura que lo tapó. La guardia civil le cree aunque no sabe si lo tapó conforme a la ley, y mira hacia el dueño de la finca, el novio de la prima que hizo las obras para construir una casa. Quedó plasmado en las sucesivas imágenes que se hicieron del pozo. Había rebajado el terreno y construido un muro de contención, sin permisos también. La responsabilidad penal acarreará hasta 4 años de prisión y la responsabilidad civil subsidiaria. El culpable tendrá que pagar los 2 millones que se calculan en total de gasto del rescate más importante y profundo de la historia de España. El pocero y David, el dueño de la finca se echan la culpa y además ambos se enfrentan a más multas por la ilegalidad del pozo.