Pedro pasa las ocho horas de su jornada a la intemperie. "Los cristales de la fábrica están rotos, no hay luz, no hay agua, no podemos ir al baño...". Así pasa su jornada laboral, matando el tiempo como puede (como jugando a las cartas con sus compañeros), desesperado porque no sabe cuánto durará esta situación.
"Si me fuera de aquí sería un abandono de mi puesto de trabajo, por lo que perdería todos los derechos que tengo que percibir". Es decir, a pesar de que no hay señales del administrador, Pedro debe ir todos los días a la fábrica para cumplir con la ley.
Y así está Pedro, sin poder hacer nada, esperando a que alguien de señales de vida y pueda arreglar su situación porque, mientras que él se 'pasea' durante su jornada laboral, las facturas no dejan de acumularse en su casa. AC