El profesor acusado de abusos sexuales a 4 alumnos: "Claro que tengo responsabilidad"
Ni dentro de la Sala ha querido Joaquím Benítez mostrar su rostro. El profesor del colegio Maristas y presunto pederasta ha escuchado el relato de la acusación: los abusos sexuales cometidos contra cuatro alumnos cuando eran menores. Todos empezaban de igual manera. Les hacía ir a un despacho del colegio, los tumbaba en un camilla y les daba "un masaje" que acababa en los genitales. A partir de ahí se suceden los tocamientos, los abusos sexuales que en un adulto serían considerados agresiones sexuales.
El juicio arranca porque Benítez no ha aceptado el pacto que se le ofrecía: confesar los abusos a los cuatro alumnos, en dos de los casos continuados, y una pena de 17 años de cárcel, como condena sin posibilidad de recurso. No ha podido ser porque el acusado solo ha reconocido en el interior de la Audiencia provincial de Barcelona, haberse propasado con uno de los menores.
Algo muy diferente de lo que el que fuera profesor del Maristas Sants- Les Corts, confesó al padre de una de sus víctimas, Manuel Barbero, y que quedó reflejado en el documental Shootball, que no ha sido admitido como prueba. De ahí que le recordara esta confesión y la palabra del Benítez de contar la verdad, cuando el acusado entraba completamente oculto tas un pasamontañas en el juzgado.
Un pacto hubiera evitado a quienes han llegado a juicio por los abusos tener que testificar y recordar su infierno en el juicio. Pero no ha sido así. Los cuatro chicos que denunciaron a su profesor de educación física (y cuyos abusos no han prescrito) han testificado a puerta cerrada y sin que su presunto agresor pudiera verlos o ellos a él.
También en la primera sesión del juicio dos Mossos ded'Esquadra. Uno de ellos ha declarado que la dirección del centro donde se cometieron los abusos negó información de Benítez cuando se la requirieron. Y la misma situación se repitió cuando pidieron información a medida que salían a la luz nuevos casos.
Al término de la sesión en la Audiencia de Barcelona, Joaquim Benítez, de nuevo oculto el rostro tras el pasamontañas, no ha podido esquivar a los periodistas. Ha dicho estar arrepentido y asumir la responsabildad en los hechos. Aunque también ha intentado escudarse en su propio victimismo como niño abusado. El martes será su turno ante el tribunal. La Fiscalía pide para él 22 años de cárcel, la Generalitat 35, y el Ayuntamiento de Barcelona también personado en la causa, 26.