Tanxugueiras, la foliada nacional
Tanxugueiras son Aida Tarrío y las hermanas Olaia y Sabela Maneiro, de Ribeira y de Teo (A Coruña)
Tomaron su nombre del territorio por donde merodean los teixugos (tejones), que son animales muy territoriales y defienden con celo su hábitat
De su paso por el Benidormfest valoran que "la música tradicional, cantada en gallego" fuera "tan bien valorada por el público"
Vinieron para quedarse como reza en su canción. Aquella noche de hace un mes en Benidorm se ganaron un lugar en el sol a ojos de toda España. Triunfaron. Les ignoró un jurado mientras les aclamaba el público. Suele ocurrir: los intereses intentan siempre sobreponerse a las ilusiones. Mejor así. La popularidad de estas jóvenes, mis paisanas, ardió como la yesca, se propagó por todo el país de manera contagiosa, hasta el punto de que su agenda se ha abarrotado de actuaciones de aquí a que termine el año.
Tanxugueiras son Aida Tarrío y las hermanas Olaia y Sabela Maneiro. Sus comienzos hace unos años me cuentan ellas que fueron así: “Sin pretensiones ningunas, nos juntábamos para ir a tocar a las foliadas, nos encantaba hacerlo, siempre éramos las últimas, sobre todo Olaia y Aida, que se quedaban hasta el fin de fiesta. Nos daban desde chupitos de licor café a refrescos, bocadillos, lo que quisiéramos… y ese era nuestro trueque, nuestro mayor cometido: ir de fiesta, cantar, que era lo que más nos gustaba. Íbamos en nuestra furgoneta por toda Galicia de festival en festival”.
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Su cantar entona la reivindicación de la fiesta, de una costumbre ancestral que venía de tener a las tabernas y a las carballeiras como anfiteatros, como escenarios de lo tradicional, de aquello que no muere.
Todo lo que nace tiene un nombre, el suyo es sumamente llamativo y me pregunto y les pregunto de dónde y cómo surgió: “Al principio contábamos una historia bonita, decíamos que éramos lobas pero en realidad buscábamos un nombre en la toponimia. Ellas son de Teo (A Coruña) -dice Aida- y yo de Ribeira (A Coruña), somos de sitios diferentes, de interior y de costa y para que no hubiera disensiones le pedimos a un amigo de Riós (Ourense) que nos pasara nombres de la zona, nos entregó un listado de unos 50 y cuando llegamos a Tanxugueiras coincidimos las tres, nos enamoramos de la sonoridad, verbalizaba muy bien”.
El nombre tiene una procedencia curiosa, se denomina así al territorio por donde merodean los teixugos (tejones), que son animales muy territoriales y defienden con celo su hábitat.
Escribió la poeta Wislawa Szymborska que “para los sueños hay llaves”. Tanxugueiras nacieron como grupo hace unos años y en el 2018 encontraron esa primera llave, grabaron su primer disco, bordado en la musicalidad y la expresión de lo gallego. Es relativamente reciente, pero les pido que activemos la memoria hasta allí: (con aire muy travieso se ríen en complicidad evidente) “Mira, si tú piensas que cantas bien, prueba a grabarte y verás qué rápido se te baja el ego. Para nosotras fue una experiencia muy fructífera porque aprendimos muchísimo. No éramos conscientes de todo el trabajo que había detrás de una grabación, pensábamos que era como un fotomatón, que ibas, le dabas a un botón y salía el disco. Fue una experiencia también muy bonita y elegante. Olaia, llegado este punto, se arranca y dice que “la cosa tuvo sus más y sus menos, porque me acuerdo que fallaba una máquina y al día siguiente se borraba no sé qué… Fue largo y te agobiabas, bueno, ahora con el paso del tiempo el recuerdo se me dulcifica, pero sí, me recuerdo un poco agobiada -concluye-“.
Ellas son de esa aldea universal que es Galicia, donde el aturuxo es verdad y es fantasía, donde lo tradicional y lo moderno se encuentran de manera espontánea, son el perfume y la esencia de lo que nunca muere. Nuestra conversación, animada por un vino blanco de Roberto Verino del que luego hablaremos, transcurre en los aledaños de su local de ensayo y se deriva hacia ese momento en el que desde un escenario de fuera de Galicia han de explicarle al auditorio qué es una pandereteira, una cantareira: “Es una mujer que, como muchas, a la hora de trabajar se entretenía cantando, y probablemente así se situaba en el ocio, en la fiesta, en una manera alegre de expresarse. Las cantareiras eran esas mujeres que querían ir a bailar en las foliadas porque bailar era sinónimo de ligar y encontrar pareja. Ellas se ponían a cantar y a tocar y las tomaban por “parvas” (ingenuas) y no las remuneraban, al gaiteiro sí, a ese se le llamaba y se le pagaba, pero a las pandereteiras nunca, y eso que ellas siempre andaban dispuestas para animar la fiesta y sin ellas no había foliada, pero el que cobraba era el gaiteiro”.
El alcance nacional
Hablamos también de la música de raíz, la música popular, la que se concibe como un símbolo, una representación cultural de un pueblo, de un territorio, y que en determinados momentos ha ido despertando la atención general del público logrando un alcance nacional e internacional. Uno de estos exponentes es sin duda Carlos Núñez. Con él colaboraron mis invitadas de hoy en un acto tan solemne como emotivo, el de la apertura de la Puerta Santa de la Catedral de Santiago hace poco más de un año. Le pregunto a Carlos sobre las Tanxugueiras: “Son fantásticas porque demuestran que cuando alguien viene del folclore popular y la música tradicional y lo hace bien es capaz de encender cualquier llama. Si hay talento, la cosa funciona.
Han abierto la reflexión -continúa diciéndome- de si no hay que prestar más atención a los gustos del público, a sus demandas, de escuchar a quien te escucha porque te están diciendo algo. Han abierto también el debate sobre el fantasma de que las lenguas autóctonas no representan a un país. Falso. Ese no es el problema, se trata de una falta de confianza en que lo popular y el folclore tengan la excelencia suficiente para representar a un país en un certamen musical. El flamenco sí lo ha logrado, sin discusiones, porque además de su calado popular y artístico, tuvo y tiene su arraigo en la burguesía y en la admiración del turista y del público internacional.
Algunos debieran saber que un jurado te designa, pero el público te elige.
Ahora con el discurso abierto de la España vacía se ha hablado del resurgir de las identidades locales y por eso me gusta que Tanxugueiras hayan provocado este espacio de reflexión.
No debemos olvidar tampoco que gente joven y artistas muy consagrados beben sin prejuicios de esas fuentes de la música de raíces: Rosalía, Amaia, C. Tangana… No hay complejos, ni fronteras. Los jóvenes empiezan a reivindicar cierta identidad. Es muy bonito lo que Tanxugueiras han despertado”.
Despido a Carlos y vuelvo a la conversación con ellas para preguntarles si son conscientes de esto: “Somos conscientes hasta un punto. Somos muy afortunadas por haber nacido en Galicia, que culturalmente es sumamente rica, y todos quienes nos han precedido en la música tradicional gallega hicieron un trabajo enorme para que nosotras pudiéramos estar hoy aquí. Y la verdad, creemos que no somos totalmente conscientes de todo lo que está sucediendo. Es imposible procesar tanta información repentina sin correr el riesgo de perder la perspectiva, y por ello creemos también que lo importante es abstraerse un poco y centrarse en el trabajo, en todo lo que tenemos que hacer”.
Son jóvenes pero humildes y muy maduras para su edad, y a pesar de toda la tinta derramada les veo con los pies sobre la tierra, muy centradas en todo el trabajo que de repente les espera. Sus actuaciones serán una hilera interminable a la conquista de una curiosidad insaciable. Les veo también muy pragmáticas, sabiendo que tienen por delante una magnífica oportunidad: “Aunque una tenga una profesión que pueda ser alabada y en determinados momentos la gente hable mucho de ti, no quiere decir que seas más que nadie, simplemente que, como bien dices, sirva para no desperdiciar las oportunidades que la vida te va dando. Nosotras ejercemos una actividad profesional que nos permite el orgullo de representar a una de las identidades de nuestra tierra y para nada tenemos la sensación de ser la leche, no lo somos, solo queremos poder enseñar a quien quiera interesarse por ello que aquí en Galicia hay una riqueza cultural enorme y eso nos hace vivir tranquilas, con la serenidad de no levitar, de ir pisando poco a poco tierra firme”.
-¿Y no tenéis la sensación de que va todo muy rápido?
“Sí, claro, no es que tengamos la sensación, es que va todo rapidísimo, es una vorágine. Ahora estamos en tiempos de cambios constantes y lo que hacemos para que no nos sature todo lo que está pasando es centrarnos en el día a día de nuestro trabajo, en los ensayos. Como ves, ahora andamos preparando nuestras actuaciones de este mes de marzo y no queremos distraernos, hay que trabajar, trabajar y trabajar y tener tiempo para aprender, para poder mejorar, y tenerlo también para estar con nuestra gente, familia y amigos”.
La sencillez como marca, como ese reivindicado carballo de Conxo (Santiago de Compostela), las Tanxugueiras son un bosque de esperanzas que buscan permanentes inspiraciones nuevas, músicas, letras, sonidos: “Escuchamos muchísima música -me cuentan con desparpajo-, nos informamos de todas las novedades artísticas y musicales a nuestro alcance y en el momento de la creación dejamos que todo fluya, lo que gira sobre nuestras cabezas, sin intentar parecernos a nadie ni a nada. Obviamente tenemos muchos referentes, Mercedes Peón es para nosotros uno muy claro, porque fue una mujer que siempre hizo lo que le dio la gana (se ríen) sin miedo ni prejuicios. Siempre hemos pensado y dicho que ella ha hecho música para tiempos futuros. Así somos: oyentes de muchas músicas de las que nos nutrimos y absorbiendo lo que nos rodea. Somos mujeres que vivimos en el 2022 y aparte de lo tradicional consumimos todo tipo de música y eso, lo queramos o no, repercute en nosotras”.
Decía Sigmund Freud que si no encontraba la inspiración salía a buscarla, a la mitad del camino.
Carlos Crespo es periodista en La Voz de Galicia, ha escrito mucho sobre Tanxugueiras y por ello me decido también a llamarle para que me ayude en la confección del retrato: “Pandereteiras en modo cool” titulé un reportaje sobre Tanxugueiras en junio de 2018. Casi cuatro años y una pandemia después corroboro la oportunidad de aquel mensaje. Y no, no es que funcionara la bola de cristal ni hay razones para presumir de clarividencia. El devenir de los hechos posteriores y lo que sucedió con el trío no fue sino la consecuencia lógica de la conjunción de factores que su propuesta alberga. Si bien es cierto que en esta industria rara vez se impone la lógica, si con alguien tenía que acontecer había de ser, sin duda, con Tanxugueiras. Y aconteció.
Le pregunté entonces, cuando aún todo eran intuiciones, a Sabela Maneiro por aquella primigenia conexión con públicos de tan distintas calañas. "Yo creo que es por la naturalidad", concluyó. "Somos chicas de nuestro tiempo, vestimos como ellas, escuchamos todo tipo de músicas, tenemos sus mismas inquietudes... Todo eso influye en que se genere una conexión que a lo mejor no se produce en quien está solo centrado en el mundo tradicional", añadió entonces. El tiempo no solo les ha dado la razón sino ha grabado a cincel esos principios. Y partiendo de ellos, hemos llegado a donde nos encontramos. Por medio asomaron, y no para jugar precisamente un papel menor, un poso infinito de sabiduría respecto a la materia prima, la hercúlea solidez de un incuestionable concepto, temerarios (a priori) ejercicios de valentía amparados en una coherencia inquebrantable y felices confluencias con otros géneros.
Dicen que a nada le teme más un gallego que a una encrucijada. No fue el caso de Tanxugueiras. Ubicadas en ese punto, Tanxugueiras abrieron los brazos, lanzaron un aturuxo a los vientos que soplaban de los cuatro costados y enfilaron decididas su camino. No era el más fácil ni el más evidente. Pero sí el más excitante. Y quizá el único que tenía salida. Solo ellas supieron verlo”.
Benidorm
Esa ciudad de inviernos templados, de rascacielos a lo Manhattan volcados sobre una playa, que enamoró al escritor británico J. G. Ballard y que retrató de manera muy personal Isabel Coixet. Hay un antes y un después de Benidorm y su festival de música en la vida de Tanxugueiras, adonde fueron a cantar lo que su cantar tenía y a reivindicar también, con la letra de su canción, que estaban allí para quedarse, para poder buscar alojamiento en los corazones de telespectadores y oyentes. Y lo consiguieron, de manera abrumadora con un aplauso colectivo que recorrió la geografía de costa a costa y sacudió los cimientos de la comunicación escrita, audiovisual y digital. Como escribió Manuel Jabois en El País: “Non hai fronteiras”. “Al final lo que acaba pasando es que de esa incomprensión cómica acaba resultando la incomprensión crónica de su música”. “Lo divertido es que da igual. Toda la fuerza que expresan en el escenario es tan intimidante que haya quien prefiera no saber lo que dicen”. Gracias, Jabo.
Entre sorbo y sorbo les pregunto si ellas también comparten este antes/después del Benidormfest: “Fue todo tan rápido que se juntaron esos antes y después. No somos capaces de separarlo. El antes era la preparación, que duró un mes, de nuestra actuación, de cómo queríamos afrontarla, y se nos echaba el tiempo encima con muchas dificultades planteadas por una emergente ola de covid… Queríamos romper estereotipos y poder sentirnos orgullosas de lo que queríamos hacer.
Y luego está el después, que valoramos como algo muy positivo: que la música tradicional, cantada en gallego, hubiera sido tan bien valorada por el público. Y de repente toda la polémica y el follón que nosotros no buscamos pero su eco ha provocado que mucha gente se nos quedara mirando, nos descubriera, le gustáramos. Por tanto de nuestro después hacemos una lectura muy positiva.
Ah, y también estaban esas falsedades sobre pretendidos malos rollos y rivalidades, que nunca existieron con nuestros compañeros de escenario. Nos llevamos muy bien y nos respetamos mucho, estuvimos siempre muy unidas, sin conflicto alguno pero a veces parece que se necesita empañar determinados comportamientos para tener entretenimiento”.
Forjaron un éxito, una leyenda ensalzada por sus nuevas aportaciones, por sus matices también muy nuevos, por una propuesta estética diferente, muy enriquecida visualmente. Despertaron a la vez un cierto orgullo “braveheart”. España enteira se fue de cantareira.
¿Esperaban de verdad ese éxito?
“Tanto no. Sabíamos que había mucha gente, sobre todo en Galicia, que nos apoyaba pero cuando nos dijeron que teníamos el 70% del apoyo popular aquello nos llenó de felicidad. Fue muy bonito saber que llegábamos a tanta gente pero también nos resultaba impensable saber que aquello nos estaba sucediendo, que de repente nuestra canción despertara tanta atención”.
Allí pasó lo que pasó: Galicia encendió tres nuevas estrellas en su firmamento. Y ahora viene el futuro, el momento de los sueños, y convendría saber cuáles son: “Antes que los sueños queremos que pasen los días, los meses para tener una mejor perspectiva. Ahora estamos en un momento de oleaje pero bajará y entonces veremos dónde estaremos. Nosotras pensamos y queremos que este sea un paso en firme para el grupo, para nuestro proyecto profesional, para que siga viva esa atención por la música tradicional y saber cuánta de esa gente que nos siguió se queda, supera la moda del momento. Pero de verdad nuestro verdadero sueño es poder vivir de esto toda la vida”.
Han colaborado con Carlos Núñez, Iván Ferreiro, Rayden, y les gustaría hacerlo con Nathy Peluso. Tienen una agenda que demanda un recorrido maratoniano y cerrados compromisos prácticamente para todo el año. De esto hablamos, de la difícil digestión de este futuro tan inmediato: “Habrá que llevarlo poco a poco, con calma galaica y con la tranquilidad que te da la estabilidad de tanto trabajo garantizado. Pero para eso habrá que prepararse bien, para no defraudar auditorios, para que nuestros seguidores sigan pensando que merece la pena seguir escuchándonos, intentar que la gente se sienta satisfecha de haber venido a nuestra cita y sin duda no hay otra fórmula, ni otro método que trabajar duro”.
El próximo martes se subirán al escenario del Wizink Center para cantar en el homenaje que un puñado de mujeres artistas rendirán a Rocío Jurado (y con el que Mediaset producirá un programa especial): “En cuanto nos hicieron la propuesta dijimos que sí instantáneamente. Rocío Jurado fue una gran artista y una mujer adelantada a su tiempo, que defendió valores feministas en épocas complicadas. Para nosotras es muy emocionante el marco, la figura de Rocío y la oportunidad de estar al lado de un montón artistas impresionantes. Un regalo”.
Un vino de Verín, de Verino
Gargalo es un godello, un vino fresco elaborado por Roberto Verino en la D.O. Monterrei (Ourense), muy cerca de donde tomaron su nombre las Tanxugueiras, por eso se lo propuse para que nos acompañara hoy. Es un proyecto personal que viene de antaño, pero mejor que sea el propio Roberto quien nos lo cuente: “Fueron mis abuelos maternos, cultivadores de viñas en la zona de la Ribeira Sacra, quienes engendraron en mí la curiosidad por la elaboración del vino. Entendiendo el vino como un placer para compartir, alrededor de una mesa y de la buena conversación, con amigos, así comenzó la historia de Gargalo. El marco del Castillo de Monterrei fue el elegido para materializar la idea. Rodeado por ocho hectáreas de viñedos con variedades blancas de la zona, como el Godello, Albariño, Dona Branca y Loureira, y tintas como Mencía, Arauxa y Merenzao, se daba origen a un proceso de recuperación de la esencia de la viticultura gallega. El valle de Monterrei supone para mí un potencial reconocido por siglos de tradición vitivinícola, que debía transformarse en un referente para los vinos de calidad gallegos.
La bodega está formada por tres grandes cubos de granito cuyos vértices señalan los puntos cardinales y su forma y textura hacen que se integre en el paisaje sin distorsionar el entorno. Equipada con los avances tecnológicos necesarios para elaborar vinos de calidad, sus depósitos se encuentran bajo tierra para facilitar los trasvases de los mostos por gravedad, en época de vendimia, al tiempo que se limita la altura de la bodega por respecto a la majestuosidad del castillo.
Gargalo basa su filosofía de trabajo en la elaboración de vinos de alta calidad, con el carácter de la tierra, con vocación de ser un referente de prestigio dentro del mundo del vino gallego. Gargalo está situada a los pies del Castillo de Monterrei, en la ladera del monte que lo alberga, orientada al sur y rodeada de 8 hectáreas de viñedo. Una ubicación privilegiada tanto por su belleza paisajística como por sus condiciones naturales para el cultivo de la vid”.
Bebemos este vino fresco, floral, con aromas de hierba fresca y ciertos toques de miel. Brindamos por la alegría, por esta oportunidad que amigos comunes nos han dado de conocernos, de compartir charla, y paisanaje. Suenan las músicas que piden a Aida, Olaia y Sabela volver a sus ensayos, allá se van con el azul sobre sus cabezas y la tierra bajo sus pies, tras de ellas caminan silentes los hermosos versos de Rosalía De Castro: “En el cielo, en la tierra, en lo insondable yo te hallaré y me hallarás. No, no puede acabar lo que es eterno, ni puede tener fin la inmensidad”.
Palabra de Vino.