1. Los almendros en flor del Parque Quinta de los Molinos
No es primavera sin una foto de un almendro en flor. Este parque, que pertenece al distrito de San Blas (al final de la calle Alcalá), no es demasiado conocido entre los madrileños y sus arboledas infinitas (no solo hay almendros, también olivos, pinos y eucaliptos) bien merecen la visita.
2. El patio del Jardín del Palacio de los Duques
Momento palaciego. Ir a comer a alguno de los tres restaurante del Gran Meliá Palacio de los Duques, en plena Cuesta de Santo Domingo, o tomarse un agua con gas en su patio, puede ser una de las mejores opciones para evadirse del ruido y del bullicio madrileño en pleno corazón de la ciudad. Terraceo así, sí.
3. Una mañana en el Real Jardín Botánico
Junto al Paseo del Prado, imperdible este jardín del siglo XVIII que se llena de color en primavera. Uno de sus 'hot spots' es el invernadero, con tres espacios diferentes plagados de plantas exóticas ¡y muchos cactus! Muy apto para 'instagrammers'.
4. Más invernadero: Palacio de Cristal de Arganzuela
Si el Jardín Botánico te sabe a poco, más plantas exóticas y más cactus en este museo botánico del Paseo de la Chopera, junto al Río Manzanares. Antiguamente perteneció al Matadero Municipal de Arganzuela y hoy te puedes deleitar paseando por sus más de 7.000 metros cuadrados. Nada mal.
5. El Cerro del Tío Pío (sí, 'el Parque de las Siete Tetas')
Con un nombre popular más bien mutante se conoce a este parque de la zona de Puente de Vallecas por sus colinas. De hecho, también se le llama las 'tetas de Vallecas'. Aunque no suene del todo apropiado para proponerle a alguien una cita allí, en realidad es un planazo si quieres ir a ver atardecer.
6. En teleférico hasta Casa de Campo
Madrid, verde y desde arriba, mola más. Cogiéndolo en la Estación de Pintor Rosales, sobrevolarás parte de la ciudad (no a gran altura, apto para vertiginosos) hasta llegar a Casa de Campo. Tirarte en el césped al llegar y disfrutar las vistas también entra en el plan.
7. Terraceo de altura en El Viajero
No solo de rutitas rurales se vive. Planes para comer y beber son súper bienvenidos. Uno de los 'rooftop bars' (así se les llama ahora) con más tirón es el de El Viajero, en La Latina. Perfecto para convocar a los amigos.
8. Veo tu terraza en alto y sumo vistas: la del Círculo de Bellas Artes
Una buena panorámica de Madrid bebida en mano. Además, puedes dejar la tarde pasar casi sin darte cuenta tirado en sus 'hamacas' de césped artificial. Si no terraceas es porque no quieres.
9. Rosas por doquier en la Rosaleda de Ramón Ortiz
'Una rosa es una rosa', dice la canción. Pero aquí hay más de 500 variedades, para no aburrire. Esta rosaleda está situada en pleno parque del Oeste madrileño. Llévate la cámara.
10. Paseo en familia por el Campo del Moro
Otro de esos momentos verdes que no te puedes perder. Como si fuese un tapiz, este jardín de estilo inglés decimónico, está en cuesta y conecta con el Palacio Real que queda arriba. El paseo no es muy largo, perfecto si vas con niños o en familia.
11. El Retiro (enterito) en bici
120 hectáreas dan para mucho. Seguro que, aunque hayas ido mil veces al Parque de El Retiro, siempre acabas encontrando zonas nuevas. Para verlo entero, en un par de horas, y ejercitando, la solución es hacer el recorrido en bici. Varias empresas se dedican a organizar estas rutas. Para rematar: un picnic al final de la ruta.