Desde pequeño, Santi Millán vio venir lo que venía. Le podía su curiosidad innata, su inquietud por llegar más allá en lo que le gustaba, sin desperdiciar ninguna oportunidad. El futuro le esperaba en la escena mientras las diferentes disciplinas andaban revolucionadas entre sí: el cine, el teatro, la tele, conviviendo sin afilar rivalidades.
“A los 10 años empecé a hacer cosas de teatro en el colegio -comienza a contarme Santi-. Yo no era un niño que destacara en nada pero en el teatro me lo pasaba muy bien. Los profesores en clase me miraban con cierta desidia, sin embargo en el teatro les gustaba, me elogiaban y poco a poco me fui creyendo que aquello se me podría dar bien. Yo quería ser médico pero giré y decidí dedicarme a esto, así que terminado COU me puse a formarme”.
Intentó entrar en el Institut del Teatre en Barcelona pero se cayó en la prueba de acceso. En la ciudad había también una entidad privada, El Colegi del Teatre, en el que daban clases algunos de los profesores del instituto: “Ese año -continúa- montaron un plan de estudios idéntico, de 5 horas diarias, y me apunté”.
Quien algo quiere algo le cuesta, dice el adagio popular. Santi debía adaptar un soporte económico a su necesidad de formación y se puso a trabajar en un matadero, durante un año y pico, hasta recalar en el grupo de teatro La Cubana. Los trabajos y los días.
Jordi Milán, uno de los creadores de esta compañía de teatro, andaba buscando un sustituto para su nuevo espectáculo, porque uno de sus actores había enfermado. Tres de los alumnos del Colegi hicieron la prueba y esta vez sí la pasó Santi y permaneció en La Cubana durante 10 años. Le pido que recuerde aquella etapa:
“Llegué a la edad de 19. Mucho de lo que ahora soy se lo debo a ese grupo, realmente allí aprendí el oficio. Era una compañía que se comportaba como una cooperativa, de espíritu amateur pero con trabajo de profesional. Conducíamos las furgonetas, montábamos y desmontábamos, cargábamos, lo preparábamos todo, desde el guion, la parte técnica, hasta la puesta en escena. Todos hacíamos de todo”. Le interrumpo para señalarle que este relato me lleva a “El viaje a ninguna parte” de Fernán Gómez. Cómicos de la legua recorriendo sin tregua la geografía española. “Así era -continúa-. Fue una época muy exigente, de mucho trabajo e intensidad pero espectacular en cuanto a experiencia y aprendizaje. Disfrutábamos al máximo, lo pasábamos muy bien. Fue una época gloriosa para la compañía”.
Cerraban sus hogares, aprestaban sus bártulos y emprendían giras expansivas sin apenas descansos. Movidos por la inagotable energía del entusiasmo que solo profesan los que aman lo que hacen por encima de todo.
Escribió Vinicius de Moraes que la vida es el arte del encuentro, aunque haya tanto desencuentro por la vida. Santi se sentía afortunado y feliz en La Cubana porque hacía lo que le gustaba y estaba donde quería: en una compañía que tenía una forma de entender el teatro que le encajaba muy bien. Justo en el último programa de televisión que hicieron para televisión, “Me lo dijo Pérez” (Telecinco, 1999) trabajaba una guionista que recaló en la redacción que preparaba “La Cosa Nostra” (TV3, 1999-2000) de Andreu Buenafuente, buscaban cómicos y la redactora les indicó que Corbacho y Millán acababan de dejar La Cubana y tenían mucha comedia. ¿Qué significó aquello para ti? “Fue un punto de inflexión en mi vida. Había una admiración mutua entre El Terrat y La Cubana, la idea de trabajar con Andreu era muy atractiva y así nos enrolamos en La Cosa Nostra. Allí me descubrieron los de Globomedia y me llamaron para dar el salto a la televisión nacional”.
Llamo a Andreu Buenafuente y le pido que me cuente él también cómo vivió la incorporación de Santi: “Le conocí en su época de La Cubana, de la cual El Terrat siempre fue muy fan. A finales de los 90, cuando yo estaba montando mi primer late, me dicen para mi sorpresa que los históricos de aquella compañía se habían marchado: Corbacho, Millán, Barrachina, Silvia Aleacar... y a mí me parecía increíble que se hubieran ido y que estuvieran buscándose la vida. Entonces rápidamente entramos en acción y decidimos contratar a Corbacho y a Millán
El caso es que recuerdo aquella llamada: Oye mira soy Andreu, ¿qué estás haciendo? Estoy pintando, me respondió. Y le dije: Ah, así que pintas, yo también pinto, soy aficionado a la pintura. No, me precisó, estoy pintando mi casa. Y entonces ya vi en él ese temple, esa capacidad de seguir siendo como el chico del barrio, el amigo que le echa morro a las cosas y asume retos importantes sin despeinarse. Esa es una de sus grandes virtudes, supongo que por dentro va mucho trabajo, preparación y preocupación pero la apariencia que da es de calma, de complicidad. Recuerdo cuando me ponía muy nervioso en los programas y él estaba a mi lado, yo le preguntaba y me decía: tienes que hacer como yo, que me lo tomo como quien sale a jugar. Y pienso que esa es la raíz exacta de esto del mundo de la interpretación y del espectáculo: como dicen los ingleses, “to play” ( jugar), y creo que así se mentaliza para hacerlo, jugar entreteniendo y conseguir dar ese perfil que todos conocemos como digo de un amigo que te va a contar unas cosas con cachondeo, sin tomarse la cosa demasiado en serio. el amigo que le echa morro a las cosas y asume retos importantes sin despeinarse. Esa es una de sus grandes virtudestienes que hacer como yo, que me lo tomo como quien sale a jugarjugar entreteniendo y conseguir dar ese perfil que todos conocemos como digo de un amigo que te va a contar unas cosas con cachondeoEsa es la verdadera expresión artística de Millán como yo la veo
Todos tenemos una especialidad, un punto fuerte. A Santi le va muy bien el directo, por ello se siente tan cómodo en el teatro, en ese está pasando, y eso lo traslada a la perfección a la tele en aquellos programas en los que se precisa interacción con el público, los concursantes o los participantes: “Ahí, es verdad, me siento muy cómodo-me precisa- . Aunque he de decirte que la ficción también me gusta mucho por esa capacidad de contar historias y la disfruto mucho. Lo ideal y lo que intento es ir alternando, combinando y tocar todos los palos que humanamente puedo”.
“Un caballero en busca de un romance”, así definió Chaplin a su vagabundo, el protagonista de “Candilejas”. Santi Millán buscaba sin saberlo una historia que contar, ese deseo de ser otro a través de la ficción, y así le llegó su oportunidad en la serie 'Periodistas'. “Te voy a contar una cosa que creo que nunca he contado -dice en tono de confidencia-: A mí, para el primer proyecto para el que me llamaron fue para 'El Informal', para sustituir a Javier Capitán, que se iba. La oferta era muy buena: programa diario en un canal nacional, pero les dije que no era la persona indicada, que funcionaba mejor como secundario que como conductor, y además Flo y yo nos íbamos a empastar. Y la verdad, lo que me apetecía en aquel momento era hacer ficción”.
Le ofrecieron entonces 'Periodistas', la serie de Telecinco, ya en el año 2002, cuando iba camino de su final, en su última temporada y se estrenó en los 8 últimos episodios, en la que encarnaba al fotógrafo Pep Portabella. La misma productora, Globomedia, le incorporó de inmediato a la comedia “7 Vidas”, en la misma cadena, para dar vida al personaje de Sergio. Aquí su permanencia fue mucho más larga, participó en 79 episodios: “Me costó adaptarme -me confiesa-. He de agradecerle a Gonzalo de Castro su ayuda, me cogió de su mano y me condujo cuando yo iba un poco perdido. En cuanto le cogí el punto fue algo sensacional”.
En su trayectoria profesional se inscriben un enorme número de series pero decido saltar en el tiempo y pararme en una que quiero conectar con su sabida afición a la comida, a la cocina: 'El Chiringuito de Pepe' (Telecinco, 2014-16). Le pregunto cómo vivió esa comunión de hacer un papel en el que interpretaba al cocinero Sergi Roca y qué parte de su conocimiento/experiencia le sirvió para el personaje: “Fue un regalo interpretar a alguien cuya profesión es uno de tus hobbies. Todo lo que ya sabes lo puedes aplicar y todo lo que aprendes te interesa. La preparación fue muy aleccionadora por todo lo que aprendí e interpretarlo fue muy divertido. Allí coincidimos una banda estupenda y nos reímos mucho: Bonilla, Blanca, El Langui, Dafne... en fin, todos, y por si fuéramos pocos luego se incorporó Dani Martínez. Disfrutamos mucho. Los interiores los grabábamos en Madrid, en plató, y cada cierto tiempo nos íbamos una semana a Peñíscola y aquello eran como unas vacaciones. Rodábamos de manera muy concentrada y currábamos mucho. Siempre íbamos fuera de temporada menos un año que hubimos de ir a comienzos de septiembre y ya con la serie funcionando, con los personajes muy reconocidos, había mucha gente que se acercaba atraída por la serie y el rodaje fue un infierno; terminábamos la grabación y no podíamos salir a la calle, literalmente”.
Cito a Jesús Bonilla para multiplicar la memoria del momento, me atiende con extraordinaria prontitud y con la simpatía que le caracteriza: “Cuando me enteré que Santi Millán iba a ser el protagonista de 'El chiringuito de Pepe' y, por tanto, iba a interpretar a Sergi Roca, hijo de Pepe Leal, que era mi personaje, pensé: ¡Estamos salvados, esta serie va a ser un éxito! Y os preguntareis ¿Y eso por qué? Pues os lo explico: sabía que íbamos a tener buen 'feeling' por su procedencia, por sus inicios en la profesión, que, aunque distantes en el tiempo, eran muy parecidos a los míos. Yo comencé a trabajar en lo que se llamaba entonces, allá por los años 70, 'Teatro independiente', que quería decir que se realizaba fuera de los circuitos comerciales. Pero lo más significativo era la forma de crear y sentir, como decíamos entonces: el sentido de grupo, de lo colectivo, de “todos a una como Fuenteovejuna”. Y ahí, años mas tarde, en un grupo, “La Cubana”, fue donde vi por primera vez a un desconocido Santi, que más adelante reconocería en programas televisivos etc. Pero mi exclamación de: “Estamos salvados” fue porque Cuando me enteré que Santi Millán iba a ser el protagonistapensé: ¡Estamos salvados, esta serie va a ser un éxito!sabía que se había formado, como yo, en la misma esencia de sentir la profesión
Pero enseguida descubrí también la gran persona que había detrás del actor
Estábamos todos alojados en un mismo hotel, ya que al día siguiente nos recogían para unas pruebas de maquillaje, cámaras, grabación, etc. Después de las lecturas de guion, ya durante la cena, le comenté que, como buen hipocondriaco que era, iba a pasar una mala noche; pues siempre me ocurría lo mismo la noche anterior al primer día de rodaje y, que alguna que otra vez, debido a mis 'neuras', me había ido incluso a urgencias pensando que me pasaba algo, pero que no lo podía evitar. Inmediatamente me arrepentí de haber confesado mi hipocondría a un casi desconocido. Pero, he aquí mi sorpresa: me dio su teléfono y me dijo: "Pues ya sabes: cualquier cosa me llamas, y si me necesitas estoy en la habitación 109 ". Y, gracias a ese detalle y a esa amabilidad, que más tarde descubrí que era siempre habitual en él, esa noche dormí como un lirón, gracias a la tranquilidad que me proporcionaba saber que me arrepentí de haber confesado mi hipocondría a un casi desconocidoy me dijo: "Pues ya sabes: cualquier cosa me llamas, y si me necesitas estoy en la habitación 109 ". Y, gracias a ese detalle y a esa amabilidad, descubrí que era siempre habitual en cualquier momento tenía un compañero al que acudir
Y aquí queda explicado todo con respecto al actor y a la persona. Más adelante, en las convivencias que teníamos en Peñíscola, descubrí al deportista; pues todas las mañanas llegaba el último a desayunar, sudando como un pollo, y con su bicicleta al hombro, de la que nunca se desprendía en los viajes
Lo demás no hace falta que os lo explique porque se ve en la serie: trasciende el “buen rollo”, la fraternidad y, cómo no, la alegría, imprescindible para que el espectador se ría y pase un buen rato
Gracias Santi por tantos buenos ratos. Y quién sabe si algún día, ojalá no muy lejano, nos volveremos a encontrar. De momento me conformo con verte en Got Talent”.
La conversación prosigue por los derroteros de su interés por la cocina: “Siempre me ha gustado comer, pero no soy como tú, un correcaminos gastronómico, aunque es verdad que el viajar mucho me ha permitido un alto grado de conocimiento de la restauración en España y su enorme producto local. Pero el mayor interés me vino cuando tuve a mis hijos y fui consciente de lo importante que es la alimentación, comer bien. Ya con los niños recordé justo cómo nos trataba mi madre: sus bocadillos, sus comidas, su permanente preocupación por nosotros. Y pienso que la nutrición debiera estar muy presente en los colegios, en la propia enseñanza ¡Es tan importante! Comer no es sólo quitarse el hambre”.
Decía Joel Robuchon, el rey de la Guía Michelin, que cuando su madre les daba el pan, repartía amor.
Todos tenemos nuestros ayeres en los que se encarnan nuestras experiencias, los trayectos de lo vivido y sobre ellos se asienta nuestra propia madurez, la arquitectura del futuro. Caminas y recuerdas. Hace casi cinco años Santi se enroló en la tripulación de uno de los mejores programas de búsqueda y prueba de talento del mundo: 'Got Talent'. Su versatilidad para la cercanía, la conexión inmediata con los participantes, ha hecho de él una pieza indiscutible. Le pido que me cuente esta vivencia: “Got Talent es un lujo de programa. Pocas producciones hay tan cuidadas. Me permite trabajar con los mejores y eso siempre te hace mejor: tanto los que están delante, ese cuarteto imperial, como los que están detrás, que son fantásticos. Es un programa donde no hay nada guionizado y te exige mucha atención, estar conectado en todo momento, reaccionar a todo lo que está pasando. El trabajo de conjunto es excelente y encima hay un ambiente extraordinario”.
Este exitoso formato que triunfa en todos los países cuantos se emite es una producción de Fremantle para Telecinco (está actualmente en emisión, en viernes). Nathalie García es la responsable de la productora en España y vieja amiga de Santi. Le llamo, le cuento que estoy con Santi y bien acompañados por una botella de Les Terrasses 2018 (hablaremos más adelante de él con su bodeguero, Álvaro Palacios). Nathalie me atiende sonriente, se muestra muy complacida de poder hablar de Santi: “Tengo la suerte de compartir con él trabajo y amistad desde que nos conocimos en 2004 cuando protagonizó la película “Di que sí”. Es más que conocida su faceta de showman, actor, cómico y presentador. De hecho, en Fremantle pensamos que Santi es - con permiso de Ant y Dec (de Got Talent en el Reino Unido) - el mejor presentador del formato en el mundo y es sin duda alguna el más multidisciplinar. De hecho famosa es su vertiente “Imparable”, en su bici, concluyendo incluso una Titan Desert. Y aunque menos visto pero la verdad es que “bastante digno”, es su talento como cocinero (ya apuntaba maneras en 2007 cuando fue profesor de “sushi” en la serie 'Cuestión de sexo'). Pero lo más reseñable de todo es su lado humano, solidario y su compromiso con Asdent (la Asociación de la Enfermedad de Dent). Seguramente no sea su proyecto más conocido pero me consta que es el que más le importa... Podría seguir desvelando más facetas suyas como ese día del 2005, en el que llegó justo a tiempo para casar a una pareja, volando desde San Francisco donde había ido a entrevistar a Bono de U2... Pues eso... que De hecho, en Fremantle pensamos que Santi es - con permiso de Ant y Dec (de Got Talent en el Reino Unido) - el mejor presentador del formato en el mundo y es sin duda alguna el más multidisciplinaraunque menos visto pero la verdad es que “bastante digno”, es su talento como cocinerolo más reseñable de todo es su lado humano, solidario y su compromiso con AsdentSanti es infinito
Santi Millán alterna su trabajo de entretenimiento con su participación en una serie de la que ya se han producido dos temporadas y está en marcha la tercera, 'El Pueblo'. Se puede ver en emisión compartida en Amazon Prime Video (se han emitido ya las dos temporadas) y en Telecinco, donde ya se ha podido ver la primera. Una comedia inteligente, divertida, costumbrista, que trata con acierto e ironía los conflictos generados por unos urbanitas empeñados en llenar la España vacía.
Derivamos hacia este trabajo y Santi se despacha: “El Pueblo es otro lujo. Trabajar con los hermanos Caballero es un magnífica experiencia. Llevo ya tiempo dedicado a esto y he de decirte que tienen muchísimo talento. Alberto tiene una capacidad de recordar cosas inverosímil y de llevarlas a un guion y hacerlas historia. Es increíble. Laura es rapidísima, brillante; siempre aporta algo y cada aportación suya es un gol. Establece una gran conexión entre los actores. Son un tándem único”.
El Priorat enseña un paisaje antiguo, espiritual y fascinante. Pueblos apiñados y viñas centenarias colgadas de cuestas de pizarra. Los Cartujos de Escaladei desarrollaron aquí su actividad vitivinícola desde el siglo XII. Su presencia dotó a estas tierras de una identidad profunda, muy marcada. Un saber antiguo.
Álvaro Palacios llegó a estas tierras en el año 89 con su actitud humilde y su entusiasmo contagioso. Es uno de los grandes del vino en España, en el mundo. Tiene fuerza, empuje, habilidad y hay en él una sabiduría por encima del conocimiento. Es valiente y atesora un doctorado en visión de futuros. Para él, el vino es una fiesta. Le llamo para decirle que es su Les Terrasses 2018 el que acompaña esta conversación de hoy y me responde: “Este vino me sorprende cada año por su noble calidad, su finura, su clase y su gran carácter de un Priorat clásico. Imagino que así sería el sabor de aquellos tiempos de vino y rosas allá por los siglos XIII y XIV con todas sus innumerables laderas plantadas de rebosantes viñas viejas, fuentes de la mejor ambrosía. Este vino siempre me ha llenado de felicidad y de orgullo, la misma que quiero que sintáis hoy al beberlo. ¡Salud!”.
Les Terrasses se elabora con un 55% de Garnacha, 44% Cariñena y 1% de uva blanca. Tiene personalidad y elegancia, de aromas limpios e intensos. Es fresco y ofrece sabores de frutas rojas y maduras. Es sedoso y aterciopelado. Una excelente compañía.
Santi añade: “No soy un doctor en vinos pero siempre me han interesado su mundo y su cultura. Viajar me ha conectado con el vino y sus geografías”.
Al despedirnos recuerdo los versos de Benedetti: “Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto”. Palabra de vino.