Vivimos en la era de las redes sociales. Una buena fotografía se valora más que nunca, y lo cierto es que si el paisaje pone de su parte, basta un móvil para obtener la imagen que de vidilla a nuestro perfil. ¿Quieres triunfar? Apunta: estas son las condiciones meteorológicas que aportan belleza extra a los atardeceres.
No todas las nubes quedan bien en las fotos. Si son grises y densas, taparán los últimos rayos solares y puedes olvidarte de los colores preciosos del atardecer que llamamos ‘Golden hour’ (la hora de oro).
Sin embargo, las cirrus, esas nubes altas, finas, que parecen deshilacharse, son tenues y delicadas y se forman de cristales de hielo. Reflejan la luz como ninguna cuando el sol se coloca sobre el horizonte, muy bajo en el cielo, y hacen que todo quede iluminado de un rojo llamativo.
Mucha humedad puede hacer que tu imagen no se distinga muy bien entre la neblina, pero cuando es más baja, ayuda a que los colores se vean más nítidos y brillantes.
Difícilmente obtendrás una buena foto que triunfe en Instagram si está lloviendo a cántaros. Pero si ves que para a tiempo para la puesta de sol, prepara la cámara. El cielo se verá más limpio, porque los chubascos habrán disipado las partículas presentes habitualmente en el aire, y los tonos rojizos y anaranjados del atardecer se verán mejor que la mayoría de días.
Generalmente, es importante cuidar la visibilidad: que las nubes no tapen demasiado, que no haya niebla espesa. Pero hay una excepción. Cuando escuches al hombre (o la mujer) del tiempo anunciar previsión de calima o polvo en suspensión, esas partículas de arenilla procedente del Sáhara, notarás que el atardecer es más rojo de lo normal. La calima tiene riesgos y tiende a empeorar la calidad del aire, pero también tiene ese poder.