No tenían, salvo en el nombre, ninguna coincidencia con los célebres entrenadores, Guardiola y Mourinho, que tan enconada rivalidad mantuvieron en los terrenos de juego. Me refiero a dos apacibles bueyes, criados con mimo y esmero, en los verdes prados de gallegos de Mazaricos y cuya excelente carne he tenido el gran privilegio de degustar. Fueron dos excelentes ejemplares de buey, sacrificados el pasado mes de Junio con algo más de siete años de edad y más de una tonelada cada uno. Pep, de raza pasiega cántabra, era más tranquilo, más cariñoso y algo más dominable. Mou, paradojas del destino, de raza rubia gallega, tenía peores pulgas. Una vez sacrificados y tras pasar entre noventa y cien días madurando en cámaras frigoríficas a la temperatura han llegado a los distribuidores que a su vez los están haciendo llegar a los mejores asadores, fundamentalmente de Madrid y el País Vasco, así como a tiendas llamadas “gourmet”.
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