Alemania y Francia son los dos de los países más poblados de la Unión Europea y sus economías son boyantes. A finales del año pasado, se inauguró una línea ferroviaria que une París con Berlín, una conexión más que necesaria que demuestra la buena relación entre ambos países. Un recorrido directo de alta velocidad y un hito en el transporte europeo que refuerza la apuesta por opciones más sostenibles frente a los vuelos.
Por primera vez en la historia del ferrocarril, Berlín y París están conectadas de centro a centro, con paradas estratégicas como Estrasburgo (Francia), Karlsruhe y Fráncfort (Alemania), antes de llegar a las dos capitales. La conexión está gestionada por los ICE, los trenes de alta velocidad alemanes, y no por los TGV franceses. Los precios de la ruta dependerán de la ocupación de los trenes, pero se venden a partir de 59,99 euros en segunda clase y 69,99 euros en primera.
"Por primera vez en la historia del ferrocarril de ambos países", Berlín y París, "estarán directamente conectadas de centro a centro, a alta velocidad", celebró la compañía nacional de ferrocarril francesa SNCF. Este trayecto "crea un nuevo puente entre los dos grandes centros culturales y políticos de nuestro continente", dijo Anja Schöllmann, directora de producción de la Deutsche Bahn.
La UE busca duplicar el tráfico ferroviario de alta velocidad en el continente de aquí a 2030 y triplicarlo en 2050, para cumplir sus compromisos en materia de lucha contra el cambio climático. Esto significa añadir "20.000 km de líneas de alta velocidad" de aquí a 2050 en el continente, que actualmente cuenta con 11.300 km, señaló en septiembre Michael Peterson, responsable de servicios de larga distancia de Deutsche Bahn (DB). Pero para lograrlo, el continente deberá afrontar grandes proyectos como la uniformización del sistema de señalización.
Esta nueva conexión ferroviaria marca un avance significativo en los esfuerzos de la Unión Europea por reducir la huella de carbono en el continente. La nueva línea pretende promover el transporte ferroviario de larga distancia, una alternativa ecológica al transporte aéreo. Esta nueva ruta se enmarca en los objetivos climáticos de la Unión Europea que, como decíamos, busca duplicar el tráfico ferroviario de alta velocidad para 2030 y triplicarlo en 2050. Uno de los mayores retos para cumplir estos objetivos será la armonización de los sistemas de señalización entre países, un paso necesario para garantizar la interoperabilidad en el continente.
Los operadores ferroviarios, la francesa SNCF y la alemana DB, han enfatizado la ventaja ambiental de esta conexión. Un trayecto en tren entre París y Berlín emite apenas 2 kg de CO2 por pasajero, en comparación con los 200 kg que genera un vuelo entre ambas ciudades. Además, este servicio directo reduce significativamente el tiempo de viaje. En el caso de España, están previstas tres conexiones ferroviarias de alta velocidad con Francia. Todas salen de Barcelona. Una ya va a París, otra a Marsella y en abril de 2025 habrá un tren directo a Toulouse.