La historia de España está presente en sus paisajes, castillos que se alzan en el horizonte recordando esos tiempos pasados que nos hacen pensar en príncipes y princesas, luchas a caballo y con armaduras, aunque en realidad esas imágenes tengan más que ver con las películas que vimos que con la realidad de la época. Una parte de realidad que se entrelaza con la ficción y que nos invita a soñar, lugares que podemos visitar para sentir su esencia y poder aprender más de su verdadera historia, incluso si eso rompe un poco la magia de lo inventado. 

No son pocos los castillos que podemos ver en España, algunos de ellos son apenas unas piedras que podría parecer que se mantienen en pie gracias a su propia fuerza de voluntad, otros, en cambio, se alzan orgullosos, plantando cara al paso del tiempo y manteniéndose firmes, presumiendo de resistencia y fortaleza y, en caso del castillo de Belalcázar, también de altura, porque esta edificación de Córdoba cuenta con la torre del homenaje más alta del país. 

Las raíces del Castillo de Belalcázar, también conocido como Castillo de los Sotomayor o Castillo de Gahete, nos trasladan a la época romana, pero los primeros documentos históricos que certifican una fortaleza en este emplazamiento son del siglo IX. Con el paso de los siglos, su aspecto físico ha ido cambiando hasta tener su imagen actual y definitiva, que data del siglo XVI, tras adicionar una estructura residencial. Fue concebido para ser residencia de los condes de Belalcázar, que destacaron como mecenas de la arquitectura en la región.

El castillo, que se erige sobre los restos de una fortaleza romana y posteriormente musulmana, tiene la torre del homenaje más alta del país, con 47 metros de altura. Es en esta torre donde se suelen encontrar las estancias más importantes de los castillos, porque son las zonas más protegidas de ataques externos, algo a lo que no es ajena esta construcción, que quedó gravemente dañado en 1811, durante un sitio en la Guerra de Independencia. 

El castillo se convierte en una fortaleza gracias a sus altos muros, sus murallas, de disposición irregular, rodean el recinto y cuenta con varias torres en diferentes estados de conservación. Tiene también un gran patio de armas, un aljibe y una mazmorra completan el conjunto, que fue declarado en 2009 Monumento Bien de Interés Cultural.

Córdoba se convierte así en un lugar de visita obligada para todos aquellos que sean amantes de los castillos, porque además de encontrar este, que cuenta con el hito de ser el más alto, tienen otras 70 fortalezas que pueden ver, de ellas hay hasta una treintena que son visitables. Un patrimonio arquitectónico, cultural e histórico, que solo es comparable en importancia a su paisaje natural y su gastronomía. Tanto los amantes de la historia como los apasionados de las historias pueden disfrutar de una gran experiencia en Córdoba.