¿Qué ver y qué hacer en 48 horas en La Rioja?

A pesar de que es la Comunidad Autónoma más pequeña de España, en La Rioja hay infinidad de planes que hacer. Tiene una oferta cultural y gastronómica envidiable además de paisajes impresionantes. En solo 48 horas se pueden vivir experiencias únicas con visitas a pueblos medievales, explorando bodegas y degustando su buena cocina local.

Día 1: Logroño y bodegas de Haro

El día empezará en Logroño, donde se puede disfrutar de un suculento desayuno en cualquiera de las cafeterías del centro. Hay muchas opciones muy variadas en el casco antiguo de la capital riojana.

Tras el desayuno, se puede explorar el casco antiguo de la ciudad. La Calle del Laurel es una de las zonas más concurridas de la ciudad. En ella se pueden descubrir algunas de las mejores tabernas y bares de pinchos. Aunque se esta calle muestra todo su esplendor por la noche, se puede pasear tranquilamente por ella por las mañana y disfrutarla sin multitudes.

Continuando el recorrido por el casco antiguo, se puede recorrer la Calle Portales, ésta cruza el centro histórico y es uno de los lugares más bonitos de la ciudad. Al final de la calle, se encuentra la Concatedral de Santa María de la Redonda, una imponente iglesia de estilo barroco con torres simétricas. Otros lugares de interés son la Iglesia de San Bartolomé y la Iglesia de Santiago el Real, ambas de gran relevancia en el Camino de Santiago y con una arquitectura histórica incomparable. Tampoco se puede olvidar visitar la Muralla del Revellín, uno de los tramos mejor conservados son el Cubo del Revellín y la Puerta del Revellín, la única entrada original que se continúa en pie.

Después de visitar Logroño, se puede visitar Haro, la que es considerada la capital del vino en La Rioja. Se encuentra a unos 45 minutos en coche y allí se pueden ver unas de las bodegas más importantes y antiguas de la zona. Si se quiere visitar una bodega, muchas ofrecen visitas guiadas donde se pueden recorrer sus instalaciones y degustar sus vinos más destacados en una cata.

Visitar las bodegas riojanas es muy interesante, ya que se puede aprender sobre el proceso de elaboración del vino: comenzando en la cosecha hasta el embotellado. Además, se puede disfrutar de una cata de sus variedades que incluyen vinos tintos, rosados y blancos.

Una vez en Haro, continuando con el turismo vinícola, se puede pasear por el Barrio de la Estación, un lugar donde se concentran varias bodegas centenarias. Este barrio es un lugar pintoresco para poder conocer más de la cultura vinícola de la región y si se es una apasionado de la fotografía, disfrutar sacando varias instantáneas del lugar. En esa zona se pueden visitar bodegas más pequeñas y comprar botellas de vino de producción limitada.

Por la noche, se recomienda visitar la anteriormente mencionada Calle del Laurel, donde se pueden encontrar una gran variedad de locales para degustar los mejores pinchos de la ciudad acompañados de un buen vino local.

Día 2: Pueblos medievales y naturaleza

El segundo día comienza a 40 minutos de Logroño, en San Millán de la Cogolla, un pueblo conocido por los Monasterios de Yuso y Suso, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Estos son los lugares de origen del castellano y euskera, donde se pueden ver unos códices que son considerados el inicio de la lengua española.

Además, se puede visitar el Monasterio de Yuso, la visita dura aproximadamente unos 50 minutos, éste es de mayor tamaño y más accesible. Se pueden ver un impresionante claustro y una sacristía de gran valor artístico. Por otro lado, está el Monasterio de Suso, más pequeño y antiguo que se encuentra en la ladera de una colina y que posee un encanto místico especial.

Una vez que se han recorrido estos monasterios, se recomienda visitar Ezcaray, considerado uno de los pueblos más bonitos de La Rioja y conocido por su arquitectura de montaña y su gastronomía. Se puede pasear por sus calles empedradas y disfrutar de sus casas de piedra, un entorno ideal para disfrutar de la tranquilidad.

Continuando el recorrido, se llega a Santo Domingo de la Calzada, una pequeña ciudad que forma parte del Camino de Santiago y conocida por su leyenda del gallo y la gallina, los cuales están presentes en la Catedral de Santo Domingo de la Calzada. Esta catedral, que data del siglo XII, es una mezcla de estilos gótico, románico y renacentista, y en su interior se puede ver un gallinero donde viven un gallo y una gallina en honor a la leyenda local.

Esta localidad también cuenta con un casco antiguo muy pintoresco, perfecto para un paseo. Otro lugar de interés es el Parador de Santo Domingo de la Calzada, uno de los más antiguos y bonitos de España. Aquí estaba ubicado un antiguo hospital medieval que atendía a los peregrinos del Camino de Santiago.

Para concluir estas 48 horas, la mejor opción es regresar a Logroño para un paseo y una cena tranquila donde se puede regresar a la Calle del Laurel y disfrutar de una ruta por las mejores taperías de la ciudad.