Hay algunos lugares que se hacen conocidos por algo concreto, en el caso de La Rioja, la calidad de sus vinos ha hecho que esto sea lo más reconocido, pero lo cierto es que esta tierra tiene mucho más que ofrecer a sus visitantes. Una gastronomía deliciosa, unos paisajes encantadores y algunos lugares que esconden secretos que bien merecen una visita.
Lo más frecuente es destacar como lugares cargados de historia sus construcciones y monasterios, no es raro si tenemos en cuenta que en uno de ellos se escribió el primer texto escrito íntegramente en castellano, pero también existen otras curiosidades que merece la pena ver. Esto es lo que sucede si visitas Cenicero, un lugar en el que pocos esperan encontrarse con una réplica de la Estatua de la Libertad.
Hay que estar muy despistado para llegar a pensar que nos encontramos en Nueva York en lugar de en Cenicero, algo que parece completamente impensable hasta que descubriremos que en este pueblo se puede encontrar una réplica de la Estatua de la Libertad. Lo cierto es que para entender el motivo por el que esta estatua se encuentra ahí hay que viajar un poco al pasado, concretamente al siglo XIX.
En 1834, el carlista Tomás de Zumalacárregui acudió a Cenicero acompañado de su ejército con la intención de vengarse de la Milicia Urbana, que había retrasado sus planes de capturar un convoy militar. Estos se encerraron en la iglesia del pueblo, resistiendo al desigual ataque (se dice que los hombres de Zumalacárregui eran unos 5000 frente a los 70 de la milicia) durante 26 horas, hasta que el ejército desistió en su hazaña.
En honor a este acto de heroísmo se acordó levantar una estatua en memoria de estos héroes. Fue colocada en la Plaza del Doctor San Martín y ahí se mantuvo hasta que volvieron los carlistas en 1936; la estatua fue retirada y no recuperó su lugar hasta 1976.
Una vez visitada la Estatua de la Libertad y que el visitante se ha asegurado de que no se trata de una alucinación, todavía quedan algunas cosas que se pueden hacer en Cenicero, así como en los alrededores. La Rioja, como señalábamos antes, es famosa por sus vinos, por lo que no es raro que en esta zona haya tanto bodegas como viñedos que se puedan visitar, tanto para comprar y probar vinos como para descubrir los detalles que se esconden tras el arte de fabricarlo. Sus rutas enológicas son uno de sus mayores reclamos.
Se encuentra en un entorno natural envidiable, entre el río Ebro y el Najerilla, tanto su flora como su fauna ofrecen un paseo ideal para los más deportistas y amantes de la vida al aire libre, rutas donde respirar aire puro y descubrir nuevos colores en función de la época del año. Además, los restos arqueológicos que se pueden encontrar en esta zona son también dignos de mención, resto de civilizaciones pasadas y llenas de historia que nos ayudan a entender un poco mejor el presente.