En mayo de 2014, Jack Ellis puso fin a su corta vida. Una vida que no había sido nada fácil. El joven sufría autismo y diabetes, algo que dificultaba sus relaciones con el resto. Sin embargo, los verdaderos problemas llegaron cuando creció y se declaró homosexual.
En 2013, su madre le obligó a mudarse a Weston-super-Mare, una localidad al sur de Inglaterra, donde pasó a formar parte de un proyecto en el que recibía ayuda con sus problemas de autismo. Pero aquel lugar se convirtió en una pesadilla para él. El resto de los participantes del proyecto comenzaron a acosarle por su condición sexual.
Jack planeó meticulosamente su último día de vida. Acudió a un foro sobre el orgullo gay en North Somerset y después fue a su casa para llevar a cabo su objetivo. Redactó una devastadora nota de suicidio de 12 páginas. En ellas incluyó nombres de 130 personas a las que amaba y 20 de sus cosas favoritas como los trenes o los Skittles. “No quiero estar aquí más. Espero que funcione y que todos respetéis mi decisión”, concluía Jack.
En declaraciones a Mirror, su hermana Rebeca ha afirmado que la publicación de esta carta podría ayudar a gente en su misma situación.