La futura normativa de resíduos en Cataluña penalizará a quien recicle menos
Generamos casi media tonelada de resíduos por habitante y año en España. ¿Reciclamos? Solo el 30 por ciento de esos desperdicios acaban, de nuestra propia mano, en el contenedor adecuado. El resto va a vertederos, algunos aún hoy, ilegales. La basura orgánica es lo que menos se recicla.
La concienciación, funciona. Hay ayuntamientos que reparten bolsas, facilitan la colación de contenedores. El de San Sebastián, además, tienen desde hace al menos dos años contendedores inteligentes con distintivo marrón. Dotados de un lector electrónico, cada vez que una persona quiere depositar en él lo orgánico, acerca la tarjeta especial de que dispone, y al abrirse la tapa, queda constancia del gesto y el uruario recibirá un descuento del 15 por ciento en el recibo de su tasa anual de basura.
En Sant joan les Fonts, Gerona, el Ayuntamiento facilita bolsas con un código QR, que identifica a un hogar del municipio. Así, se sabe quien recicla. Es uno de los pocos municipios catalanes que recicla más del 50 por ciento de lo que generan. Peo la Generalitat considera que la concienciación debería extenderse. Anuncia una nueva normativa de resíduos para 2018 que, entre otra cosas, penalizará a las familias que no participen en la recogida selectiva de los desperdicios que generen. Es decir, quien recicle menos, pagará más.
La manera en que se controlará aún no se ha decidido, pero en la comunidad, además de las bolsas personalizadas hay otros modelos que se prueban. Como la recogida puerta a puerta. O contenedores inteligentes, parecidos a los que funcionan en País Vasco, que permiten a los ciudadanos depositar los resíduos y que quede contancia de electrónica de ello.