Muchas parejas se preguntan cuál es la clave para mantener la unidad o exclusividad en su relación. La principal diferencia reside en los diferentes tipos de seres vertebrados. Por un lado, los animales se han apareado de forma muy distinta a la que lo hacen los seres humanos, en los que la monogamia parecía perfilarse como una opción impuesta por códigos culturales, sociales o religiosos. Sin embargo, una nueva investigación ha descubierto la existencia de un código genético universal que subyace a la monogamia en vertebrados.
El resultado del estudio, que refleja más de 400 años de comportamientos reproductivos, indica que las actitudes no monógamas se convierten en monógamas con el paso del tiempo. Para dar con la clave, los investigadores avaluaron los cerebros de animales machos de diez especies diferentes, agrupados en cinco pares relacionados, que incluyen cada vez una especie monógama y no monógama. Entre los datos obtenidos, identificaron 24 genes candidatos asociados con sistemas de apareamiento monógamos en especies vertebradas.
La similitud en genes neuronales hace que los animales tengan este código genético perfectamente delimitado. No así en el caso de las personas, que no se sabe con exactitud si nuestro comportamiento sexual y de pareja guardan alguna relación con el mismo. Hans Hofmann, el investigador principal del análisis deja en manos de posteriores investigaciones averiguar si es contiene un carácter universal o no.
Diez especies diferentes fueron observadas, de las que se extrajo la conclusión que el código genético compartido evolucionó al menos cinco veces durante los últimos 450 millones de años, ya que los animales se diversificaron en variantes monógamas y no monógamas.
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