Según el último informe de la Fundación Affinity, el año pasado aumentó levemente la cifra de gatos adoptados en España (56.000), frente a la de los perros, que se redujo hasta los 77.000. Esta tendencia creciente - se adoptaron 1.500 gatos más que hace dos años - es un dato positivo en la lucha contra el abandono animal, si bien quedan tantos perros y gatos en los refugios, a la espera de encontrar un nuevo hogar donde vivir. Maribel, una de las voluntarias de la asociación ALBA, los sabe muy bien.
Cada sábado, cuando acude a sus instalaciones para echar una mano, cuida, protege y mima a todas las mascotas abandonadas que puede, teniendo una debilidad especial por los felinos. Por felinos que tienen algún tipo de enfermedad y que son automáticamente rechazados por los adoptantes, concretamente. Hace ya más de 6 años, acogió por primera vez a dos gatitas de apenas cinco meses que, al padecer leucemia, tenían que vivir en un área apartada del refugio, con el fin de no contagiar a los demás animales que viven allí. "Nunca habíamos tenido gatos y mis hijas y yo decidimos hacernos casa de acogida de esas dos pequeñas. Y todo comenzó ahí", ha dicho Maribel en una entrevista con Informativos Telecinco web.
Desde entonces, Maribel y sus hijas han ido conociendo la triste realidad de los gatos que llegan a ALBA con alguna enfermedad, como la inmunodeficiencia; un virus que, según la AVEPA, afecta a las células del sistema inmunológico y que, coloquialmente, sería similar al VIH en humanos. Como en el caso de las personas, esta enfermedad genera un gran estigma y, en cuanto se comunica a los adoptantes, les produce "un rechazo automático y frontal". Por eso, su hogar se convirtió en una de las primeras casas de acogida y adopción de gatitos "inmuno" que, al contrario de lo que se pueda pensar, no le suponen un mayor coste veterinario:
"El veterinario siempre es caro pero estos gatos, que no salen de mi casa (ni quieren, porque se asustan por todas las malas experiencias que tuvieron en el pasado) no se suelen poner malos. Si se cuidan bien, llevan una vida totalmente normal, a excepción de uno de ellos, que es diabético y al que tenemos que pinchar dos veces al día. De vez en cuando, se constipan y se lo van pegando unos a otros, pero no es nada que no se pueda tratar con el antibiótico adecuado", comenta Maribel, señalando que el suyo es el único sueldo fijo que entra en su casa. Al tener tres de los gatos adoptados y el resto en acogida, también recibe las ayudas pertinentes de la asociación.
En cuanto a los gastos de comida y mantenimiento, tampoco le merman demasiado: "Evidentemente, al ser 9 gatos, el gasto en comida y mayor pero, al contrario que los perros, los gatos se racionan bien y no comen tantísimo como para arruinar a nadie. Ellos tienen sus comederos, sus areneros y sus lugares de la casa preferidos. Es mucho más lo que estos animales aportan a nuestras vidas, que al contrario. A mis hijas y a mí nos encanta llegar a casa y que estén ellos y yo soy feliz cuando, al menos 6 de mis gatitos, se vienen a dormir a la cama conmigo. En verano, cuando hace calor y prefieren dormir en el suelo, hasta les echo de menos", admite esta enamorada de los felinos.
Antes de ganar las elecciones, Trump hizo un comentario muy despectivo sobre "las mujeres que envejecen rodeadas de gatos"- y que recibió la contestación viral de Taylor Swift-. Un prejuicio cada vez más arcaico y obsoleto en la sociedad actual y que a Maribel le trae sin cuidado: "Mis gatos me aportan muchísima felicidad. Forman parte de nuestro hogar, nuestra familia y nuestra vida. Y punto pelota. Si volviera a atrás, volvería a meter a estos gatos en mi casa y seguiré haciéndolo, sin importarme lo que digan o piensen de mí".
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