¿Por qué los perros ladran más tras las vallas?
Los motivos para que un perro ladre a través de una valla son variados y hay que conocer la causa
Los constantes ladridos provocan tensión entre los convivientes, pero también estrés en el animal
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Es una escena bastante recurrente en algunos lugares, vas caminando por la calle y al pasar por delante de una casa donde hay un perro y se encuentra en el jardín, ladra a través de la valla, haciéndose notar y, sobre todo, dándote un buen susto. Un perro que probablemente no habría ladrado en caso de cruzaros por la calle durante un paseo, sin embargo, en esa situación no solo lo hace, sino que lo hace con fuerza.
¿Es normal que esto suceda? ¿Pasa porque hacemos algo mal, pasando muy rápido, muy lento, muy cerca? ¿Es una situación que podríamos evitar o toca asumir que va a pasar siempre y memorizar dónde podemos llevarnos el susto de nuestra vida porque el perro que vive tras la valla va a hacerse notar? Lo cierto es que hay un motivo para que los perros ladren más tras la valla, un comportamiento que no es negativo, pero que merece la pena entender un poco mejor, saber por qué sucede.
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El motivo por el que los perros ladran más detrás de una valla
Un perro que ladra de forma más o menos constante tras una valla o en un balcón puede llegar a convertirse en una situación estresante, tanto para quien pasa por la calle y se lleva el sobresalto, como la familia que convive con la mascota y para el propio perro, de hecho es este último el que peor lleva la situación, porque hay muchos motivos para que el animal ladre en esta situación y no todas son positivas.
Por ejemplo, puede deberse a que no recibe los estímulos que necesita porque no le sacan lo suficiente, necesita más estímulos, se aburre y la manera de ponerle remedio a esto es ladrando desde el otro lado de la valla. También, desde la escuela canina Filosofía Animal, explican que puede ser por miedo a un estímulo concreto, por ejemplo, si siempre ladra a los motoristas, puede deberse a una fobia ante ellos en concreto, ladra para intentar ahuyentar lo que considera una amenaza. Puede suceder todo lo contrario, lo que hay al otro lado no le asusta, sino que le llama la atención y quiere interactuar con ello, no poder hacerlo le genera frustración y eso le hace ladrar.
Lo más habitual es que suceda como una forma de defender su territorio, sobre todo en caso de que constantemente pasen por delante desconocidos, esto hace que sus instintos salten y sientan que tengan que defender su espacio. Esta es una conducta que se ve reforzada porque, al ser gente que está de paso, el perro siente que se marchan gracias a su intervención. Esto puede llegar a ser estresante para el animal, que vive en constante alerta para evitar la presencia de peligros.
Situaciones que son incómodas para todos, pero sobre todo para el propio animal, que puede sentirse estresado, frustrado o asustado, por lo que es necesario tomar cartas en el asunto y buscar una solución por el bien de la convivencia y de la salud de nuestro compañero de vida.