Se acabó. Adiós al hogar de Luis Eduardo Aute, a ese rincón lleno de trastos y vida donde el cantante, poeta y pintor dejaba volar su genio entre pinceles y guitarras. Adiós a su salón, cocina, chimenea y otras estancias donde vivió durante muchos años el artista. Han tirado su casa para construir sobre el solar.
Ubicada en la colonia de Fuente del Berro, un entorno privilegiado de ese Madrid donde aún perviven chalés, fue el hogar de Aute hasta 2020, hasta su muerte. Allí en su rincón de tres plantas y jardín convivió con su mujer María del Carmen Rosado (Marichu) y sus tres hijos, Pablo, Laura y Miguel, hasta que crecieron. Allí fue feliz, pero eso fue antes. Aute murió en abril de 2020 y la vida sigue.
Y mientras las máquinas excavadoras terminan por allanar el espacio donde vivió el poeta los vecinos observan curiosos.
Sergio Catá es uno de esos vecinos que cuenta nostálgico que le ha conmovido e impresionado ver cómo se demolía el hogar del artista.
"La familia se fue poco después de su muerte y se quedaron muchas pertenencias de Aute. La gente entraba a llevarse algún recuerdo" cuenta Catá quien confiesa que uno de los que accedió a la casa fue su hijo de doce años. "Por un lado pensaba que era expolio y no me gustaba pero también sentía esa parte romántica de poder quedarte con un recuerdo para siempre".
Lo cierto es que la familia llevaba años tratando de vender el chalé y que finalmente lo han conseguido. Demasiado grande y muchas escaleras para Marichu. Lo cuenta Gaizka Urresti, director de cine y autor del documental Aute Retrato (2019).
"Me da pena que se destruya, era su isla particular, su remanso, el lugar donde Luis Eduardo ha creado tanto. ¡Que pena de país que no se guarda la memoria!. Los propietarios tienen todo el derecho de vender porque tienen que vivir, pero las autoridades podrían haber hecho algo bonito, quedarselo para construir algún espacio de algo", reflexiona matizando que, desde que Aute sufrió el infarto (2016) que le acabó alejando de la música, los ingresos familiares disminuyeron.
El último concierto de Luis Eduardo fue en las Fiestas Colombinas de Huelva en 2016 , justo antes del infarto, y desde entonces ya no pudo volver a actuar en público.
"No os creais que un artista genera tanto patrimonio, por eso creo que en cierto modo es una obligación del Estado preservar la memoria. Ojalá compren cuadros de Aute, su obra era inmensa y su familia no puede quedarse con toda", matiza el director.
Algunos de esos dibujos se quedaron en la vivienda cuando la familia se fue. También algún disco y otros objetos que Sergio Catá vió en una visita rápida y curiosa de un vecino que en cierto modo casi prefiere que se haya tirado: "En las últimas semanas se habían hecho algunas pintadas muy feas e insultantes en sus paredes", explica dolido.
Urresti también prefiere quedarse con el recuerdo bonito de lo que fue, de ese hogar que tanto le gustaba, la vivienda que hasta compartío en alguno de sus videos, a modo de escenario cotidiano.
"Recuerdo con cariño cuando Luis Eduardo me invitó a ver mi documental de Buñuel en su casa. Estuvimos allí más de dos horas de noche comentandolo". Así era Aute, y así era su morada. Un lugar donde cuenta la leyenda se conocieron Serrat y Sabina, donde se cantaba hasta tarde, donde se escuchaba y debatía, donde Aute pintó, escribió y vivió feliz hasta su muerte.
"Que se borre algo tan histórico es triste, era un sitio de reunión y movimiento cultural. Lástima que no se haya preservado", insiste Catá antes de mandarnos las fotografías que muestran los escombros a los que ha quedado reducido todo.