Grave una mujer de 88 años por golpe de calor en su casa de Madrid: estaba a 41 grados
Una anciana sufre un golpe de calor en su vivienda de Madrid: deshidratada e inconsciente
Vecinos alertaron al no ver a la mujer ni escuchar ruidos y los médicos lograron estabilizarla
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En este fin de semana de altas temperaturas en nuestro país, ayer una mujer de 88 años sufrió un golpe de calor. Los sanitarios pudieron salvarla tras llegar a tiempo a su casa de Madrid, donde ocurrió el suceso.
Tal y como ha informado Natividad Ramos, supervisora de guardia del Samur-Protección Civil, fueron los vecinos quienes dieron la "alerta temprana". Terminó siendo vital para atender a la anciana, que no respondía.
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Al no verla ni escuchar ruidos en su domicilio durante "varias horas", los residentes en el mismo edificio llamaron a emergencias. Efectivos de los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid también acudieron para abrir la puerta.
La anciana estaba "deshidratada e inconsciente"
Una vez dentro, los médicos se encontraron a la señora "deshidratada e inconsciente". Su temperatura corporal era de "40,9 grados", ha especificado Ramos. Inmediatamente le aplicaron "medidas físicas de frío", además de aislar su vía aérea.
Rescatada y estabilizada, la mujer fue evacuada a un hospital con pronóstico "grave, aunque estable". Después de este caso, la sanitaria ha recordado la importancia de estar "más pendientes de nuestros mayores".
Especialmente en estos meses del año en los que el calor aprieta tanto, también en la capital española. Las personas de avanzada edad son "muy vulnerables" a estos ambientes cálidos, por lo que se debe prestar atención a su estado.
"Hay que aconsejarles que beban y que ventilen los domicilios", ha recomendado Ramos. Ya este julio, en otras publicaciones en redes sociales, Emergencias Madrid ha repetido algunas de las medidas de prevención para evitar golpes de calor.
Consejos para vigilar a niños y ancianos
Tanto en ancianos como en niños, destacan que se tiene que vigilar su estado y síntomas que puedan presentar. "Por la toma de medicación, por la edad o por padecer determinadas patologías, pueden no sentir que tienen sed", explican.
"Debemos darles agua cada poco tiempo, preguntarles u ofrecerles y controlar que no tengan la piel excesivamente seca, caliente o enrojecida. O ver que no estén irritables, mareados o con dolor de cabeza", recomiendan.
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