La Policía Nacional ha detenido al dueño de una discoteca de Madrid por supuestamente explotar laboralmente a una veintena de mujeres jóvenes que trabajaban como "chicas de imagen", es decir, como reclamo para atraer clientes masculinos. No estaban dadas de alta y debían ser "sugerentes" y "atraer" a clientes.
En total fueron identificadas 22 mujeres de entre 20 y 30 años que trabajaban sin estar dadas de alta en la Seguridad Social y con la exigencia de vestir de una determinada manera a cambio de entre 50 y 80 euros la noche, ha informado la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
Se les exigía llevar un tipo de ropa específico y dispensar un trato cercano, agradable e incluso sugerente a los clientes.
La investigación, llevada a cabo por los agentes de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras, se inició en el marco de un control policial desarrollado sobre varias discotecas de la capital en el que los agentes trataban de identificar si existían casos de explotación sobre las "chicas de imagen".
Detectaron una alta afluencia de jóvenes que coincidían con ese perfil en el negocio del detenido y, tras corroborar la información, llevaron a cabo un registro el pasado diciembre.
Ese día, con la colaboración de la Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social, fueron identificados 66 empleados, entre ellos 22 mujeres que trabajaban como "chicas de imagen" sin estar dadas de alta. Cuatro de ellas, además, se encontraban en situación irregular en territorio nacional.
En total, la Policía propuso sanciones administrativas por 21 infracciones de incumplimiento de la normativa laboral y en materia de extranjería.
La investigación policial evidenció que estas mujeres eran captadas por diferentes vías, entre ellas las redes sociales, y el personal de la discoteca les solicitaba que enviasen fotografías para obtener su visto bueno.
Una vez dentro, pasaban a engrosar una bolsa de trabajo compuesta por unas 200 mujeres, gestionada a través de un grupo de una aplicación de mensajería instantánea.
Cuando acudían a la discoteca debían llevar un atuendo específico y comprometerse a dispensar un trato cercano, agradable e incluso sugerente a los clientes.
Además de captar a potenciales clientes masculinos con su presencia, se les exigía que incentivaran la contratación de espacios reservados dentro del local y maximizar el consumo de los clientes.
Por todo ello recibían entre 50 y 80 euros la noche, que podían ser abonados de tres maneras distintas: al cierre de cada evento, al final de semana por los servicios acumulados o mediante medios de pago telemático al margen de la fiscalización económica.
Fruto de las averiguaciones posteriores al registro de diciembre, los investigadores detuvieron al dueño de la discoteca a finales de mayo, quien pasó a disposición de la autoridad judicial como supuesto autor de un delito contra los derechos de los trabajadores.
La Policía Nacional mantiene abierta la operativa contra la explotación laboral de la mano de la Seguridad Social y la Inspección de Trabajo ante la posibilidad de que existan más casos similares en otras discotecas madrileñas.
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