Un celador del hospital madrileño, Ramón y Cajal, ha sido condenado a 13 años de prisión por drogar y violar a una joven de 18 años ingresada en la unidad psiquiátrica. El hombre, de 40 años, le dio cocaína a la paciente antes de agredirla sexualmente, según la sentencia de la Audiencia de Madrid.
Los magistrados consideran al hombre, autor de un delito continuado de abuso sexual y otro de promoción, favorecimiento y facilitación de consumo de drogas tóxicas que crean grave daño a la salud a la joven paciente.. Los hechos, que se repitieron al menos un par de veces, ocurrieron en abril de 2021.
Según el relato del fiscal, el celador trabajaba en el turno de noche en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid en la planta de Psiquiatría, donde se encontraba ingresada la víctima, una joven de 18 años por intento de suicidio con trastorno límite de la personalidad y trastorno de la conducta alimentaria.
El condenado aprovechó su responsabilidad laboral para el 29 de abril de 2021 y le ofreció cocaína a la paciente para "tocarla, levantándole la camiseta, dejando al descubierto sus pechos, tocándoselos al tiempo que le decía nunca antes me había pasado esto con nadie, me vuelves loco", agrediéndola sexualmente, según el escrito.
El procesado la agredió otra vez el 1 de mayo de ese año al entrar en su habitación y le empezó a tocar por debajo de la ropa, agrediéndola sexualmente.
El fiscal ha subrayado en su relato que estas agresiones provocaron que la víctima llegara a "autolesionarse inmediatamente después de suceder los hechos, agravando de forma "significativa su patología clínica de base".
El procesado deberá indemnizar a la víctima con 10.150 euros, que deberá pagar la aseguradora responsable civil directa y la subsidiaria de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Tampoco podrá acercarse a la víctima durante ocho años, además de inhabilitarlo durante 12 años para cualquier profesión que conlleve contacto regular y directo con menores. También se le impone la medida de libertad vigilada durante cinco años, que se ejecutará con posterioridad a la pena privativa de libertad.
El condenado manifestó que las relaciones fueron consentidas, aunque el relato de la víctima lo incriminaba al asegurar que el hombre "me encerró en una sala y me acorraló con violencia",
La fiscal solicitó 10 años de cárcel por un delito continuado de abuso sexual mientras que el abogado de la acusación particular, elevó la petición a 26 años de cárcel por dos delitos de agresión sexual y un delito de promoción y facilitación de consumo de drogas tóxicas con grave daño a la salud.
La Audiencia considera probado los hechos constitutivos de un delito continuado de abuso sexual, por lo que procede imponer al procesado una pena de diez años de cárcel, así como prohibición de aproximarse a la víctima a menos de 500 metros de su domicilio y de cualquier lugar en que la misma se encuentre.
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