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El centro de primera acogida de Hortaleza, en Madrid, tuvo que ser evacuado por la tarde debido a un fuego provocado, al incendiarse el colchón de una de las habitaciones y propagarse el humo por todo el piso.
El Samur asistió a dos menores y un vigilante de seguridad por inhalación de humo; uno de los menores fue trasladado al hospital Ramón y Cajal con una intoxicación leve, mientras que los otros dos se recuperaron en el sitio. El piso donde se inició el incendio quedó seriamente dañado y no se puede habitar, según fuentes próximas al hecho. La Policía Nacional está investigando el origen y los autores del incendio.
Los menores en situación de vulnerabilidad que viven en este centro de acogida temporal y abierto permanecieron fuera durante horas, hasta que se airearon las instalaciones y los investigadores pudieron recoger los vestigios necesarios para comenzar las diligencias.
Al caer la tarde, los residentes volvieron al centro, pero todavía se desconoce si podrán alojarse en otros pisos del edificio o si la Comunidad de Madrid tendrá que buscar una solución alternativa. La Comunidad de Madrid dispone de otro centro de primera acogida en Hortaleza y uno en Casa de Campo, para jóvenes de entre 13 y 18 años.
Según algunas fuentes, el incendio pudo haber sido causado por una pelea entre dos jóvenes, posiblemente por un teléfono móvil. La policía aún no ha terminado de interrogar a los trabajadores y residentes. Estas fuentes también indican que el responsable podría enfrentarse a penas legales, ya que todos los residentes del centro tienen más de 14 años.
Los empleados del centro llevan años denunciando la saturación de las instalaciones, que tienen capacidad para 72 menores, 52 chicos y 20 chicas, por un máximo de tres meses. Un informe del comité de empresa, apoyado por sindicatos y trabajadores del centro en diciembre, advertía de la “sobrecarga permanente”, que afecta física y psicológicamente al personal y a los residentes.
La Consejería de Familia y Asuntos Sociales, a cargo del centro, alegó que es un lugar de emergencia y que la saturación es puntual, pero los sindicatos denuncian una situación crónica de hacinamiento, con jóvenes durmiendo en malas condiciones y falta de medios básicos.
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