En pleno centro de Madrid, en el barrio de Salamanca, ocho comerciantes luchan por mantener abiertos sus puestos en el Mercado de Torrijos, un lugar con casi cien años de historia que un fondo inmobiliario quiere convertir en un gimnasio y un supermercado.
Esta mañana han confirmado una noticia que habían recibido por burofax por parte de la Socimi Numulae y, aunque no han podido entrar, desde fuera han grabado cómo unos operarios tapiaban el acceso a la planta de arriba, para que los cuatro comerciantes que aguantan allí no puedan despachar y así poder empezar las obras.
Este sábado, decenas de vecinos fueron a apoyarles para intentar impedir esta acción, pero no parece haber surtido efecto. Los comerciantes aseguran que se han saltado la ley porque en la venta a dicha Socimi no se respetó el derecho de adquisición preferente, y que desde la compra les presionan para obligarles a cerrar.
Según afirman, llevan tres años plantando cara a prácticas de presión: están sin aire acondicionado en verano y sin calefacción en invierno, les han quitado la vigilancia nocturna, reducido la limpieza, e incluso el gas con el que funcionan sus cámaras refrigeradoras.
Se sienten acorralados, pero aseguran que van a resistir, al menos, hasta que se resuelva judicialmente el caso. Porque es su medio de vida y porque se deben a sus vecinos, que tienen claro la necesidad de mantener este mercado en el barrio, frente a los supermercados y sus productos procesados, señalan los vecinos.
Este lunes acudirán, como cada día, a su puesto de trabajo.
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