Una marea humana invade Madrid. El puente de diciembre y el ambiente navideño convierten la capital española en un hervidero, con el mayor número de visitantes de todo el año. Es la ciudad de las colas, gigantesca y de hasta cinco horas para comprar la tradicional Lotería de Navidad.
Esperas también interminables para degustar el típico chocolate con churros o el bocata de calamares. Aglomeraciones que no faltan para ver cualquier belén o comprar los dulces celestiales de las monjas.
Todo es susceptible de convertirse en cola, desde la foto para tocar el oso de la Puerta del Sol a acariciar el caballo policial en la Plaza Mayor.
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