Los vecinos de Collado Villalba conocen de sobra la funesta curva que hay a las afueras del pueblo. Está a la altura del kilómetro 38 de la M-608, una carretera de un carril para cada sentido. Es una curva donde cada cierto tiempo se produce un accidente. Un punto negro.
¿La explicación? “Tiene muy poco arcén, la visibilidad es muy reducida, y aquí siempre hay mucho tráfico”, cuenta una ciclista que ha dado por aquí unas cuantas pedaladas. “En cuanto alguien pierde el control, es fácil que invada el sentido contrario”, añade un compañero de pelotón a nuestra compañera Cecilia Encinas, de Cuatro al día.
Eso es lo mismo que le pasó a Polina. La joven, de 26 años y nacionalidad búlgara, acababa de cerrar Ayra, el popular bar de copas que regentaba en la plaza de Toros de Mozalzarzal. Tenía previsto recoger a su hermana de 15 años y a dos amigas de 16 y 13 que estaban en las fiestas en la vecina localidad de Collado Villalba.
El trayecto de vuelta a casa no era largo, apenas 15 minutos en coche. Pero con las fiestas el tráfico de salida era mayor de habitual y la visibilidad menor. Eran las 5:50 de la madrugada, todavía de noche. Quedaba una hora para amanecer.
Cuando Polina llevaba apenas recorridos dos kilómetros el vehículo llegó a la curva maldita. Por causas que todavía se investigan, la joven perdió el control y el coche salió de la carretera. Polina dio varios volantazos para volver a la calzada, y lo consiguió, pero invadió el sentido contrario.
La mala suerte hizo que en ese momento circulara por allí una agente de la guardia civil, de 30 años, que se dirigía al cuartel del pueblo. Ambos coches chocaron frontolateralmente. La agente fue trasladada en estado grave al Hospital Puerta de Hierro. Sufrió múltiples fracturas, pero se encuentra fuera de peligro.
Otra suerte corrieron Polina, su hermana y sus dos amigas. Se llevaron lo peor del impacto. Quedaron atrapadas. Sus cuerpos, ya sin vida, tuvieron que ser rescatados por los bomberos.
A media mañana de este domingo se conocía la noticia. También trascendía que las chicas eran de Mozalzarzal. En la plaza del pueblo, en un domingo de comuniones, los comentarios iban de boca en boca. Grupos de jóvenes se arracimaban espontáneamente, intentando consolarse unos a otros. Algunos de ellos se concentraban en la calle donde vivían Polina y su hermana.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no tardaba en publicar un tuit en que lamentaba el accidente.
Lo mismo hacía el Ayuntamiento de Mozalzarzal, que decretaba tres días de luto oficial. El alcalde en funciones, Juan Carlos Rodríguez Osuna, no dudaba en señalar un culpable: la carretera.
Denunciaba que es una vía "muy peligrosa", especialmente por su altísima densidad de tráfico. “Unos 20.000 vehículos cada día circulan por ella al ser un enlace de camiones entre las autopistas A-6 y A-1”, explicaba.
"El pueblo de Moralzarzal está del lado de las familias", añadía. “Estaremos para todo lo que les haga falta".