La reclamación de una señora obliga a parar un autobús en Madrid media hora e indigna a los pasajeros

  • La mujer decidió reclamar por un retraso de 10 minutos en la línea

  • La protesta provocó un retraso adicional de 30 minutos en los que el autobús estuvo parado

  • El resto de pasajeros increparon a la mujer por la tardanza provocada

La circulación de los autobuses de transporte público, especialmente en las grandes ciudades, no es fácil. Al verse inmersos en medio del acuciante tráfico, lo más normal es que se puedan provocar retrasos respecto a los horarios previstos por la empresa de transporte. Aun así, una señora de Madrid decidió que era motivo suficiente para quejarse.

La situación se produjo este martes cuando, en plena tarde, una mujer esperaba a su autobús interurbano y este llegó, según ella, diez minutos más tardes de lo previsto. Ante esto, la pasajera solicitó al conductor la hoja de reclamaciones para presentar una queja formal por este motivo.

El chófer mantuvo parado el autobús mientras la mujer formalizaba su reclamación, algo que puso de mal humor al resto de pasajeros que vieron cómo pasaban los minutos hasta llegar a un retardo de media hora. Pese a todo, como se aprecia en el vídeo compartido en redes sociales, la pasajera no cesó en su derecho a reclamar.

¿Derecho o molestia?

Mientras rellenaba el formulario, los pasajeros increpaban a la mujer por el retraso que estaba provocando en la línea. Ante esto, la reclamadora alegó su derecho "a reclamar", a lo que otro hombre le contestó que estaba en su derecho "de llegar a casa". También la invitaron, con más o menos amabilidad, a bajar de la cabina y esperar al siguiente mientras protestaba, a lo que respondió con un contundente "no me da la gana".

El vídeo acumula cientos de retuits en Twitter y ha recabado comentarios a favor y en contra de la pasajera. Además de las opiniones sobre el comportamiento y la queja en sí, algunos destacan el hecho de que el conductor decidiese mantenerse parado mientras la mujer escribía su queja. Una tarde que, a buen seguro, no olvidará ninguno de los presentes.