Silvia tenía 34 años. Había denunciado a su expareja y presunto asesino. Y a él le habían impuesto orden de alejamiento. La quebrantó. Sabía dónde encontrar a la mujer la noche del sábado al domingo. Frecuentaban la misma zona de ocio. El hombre, colombiano de orígen, le propinó en plena calle y de madrugada una paliza brutal con sus propias manos y pies. Silvia, burgalesa, pidió auxilio. Algunos vecinos escucharon sus gritos. Pensaron que eran parte de las broncas habituales en la zona. Pero alguno salió a la calle y vio que era una agresión. También había otras personas en la calle. Avisaron a emergencias, a la policía.
El agresor huyó. Silvia quedó malherida en mitad de los coches. Aún vivía cuando la trasladaron al hospital de Burgos donde intentaron, con varias cirugías y durante todo el domingo, salvarle la vida. Las gravísimas lesiones de la paliza recibida no lo hicieron posible. Silvia murió el domingo por la noche. Poco antes la Policía nacional había dado con el presunto asesino en un piso de la capital burgalesa. Desde entonces está detenido y a la espera de pasar a disposición policial.
Si se confirma, como las primeras investigaciones apuntan, Silvia erá la undécima mujer asesinada por el hombre que era pareja o expareja este año. Violencia machista que también ha dejado un menor asesinado y otros 8 huérfanos.
Información y asesonaramiento jurídico para víctimas de maltrato: 016. No deja rastro en la factura.