'Bienvenido Mr. Gordo': cuando la lotería de Navidad llena de millones los pueblos de España
En los últimos cinco años casi dos mil millones de euros en premios han ido a parar a distintos pueblos del país, uno de ellos EL Bosque (Cádiz)
La lotería se ha convertido en un revitalizador de la economía de los pueblos pequeños
Cuando Francisco Neyra se levantó en la mañana del 22 de diciembre de 2014 algo le decía que en su administración de lotería, la única del pueblo gaditano de El Bosque, iba a pasar algo. "Al comenzar ese día teníamos algo, un pellizco en el estómago, no se si eso será brujería, no sé como llamarlo, pero todo el mundo decía: este año vais a dar algo, este año vais a dar algo..."
A esa primera hora de la mañana, Juan, un agricultor de 57 años, ya había empezado su trabajo en los campos de la cercana localidad de Prado del Rey. En su bolsillo un único décimo de lotería que había comprado en El Bosque. "Yo todos los años compro en el mismo sitio la lotería, así que aquel año hice lo de siempre, cogí el coche y me fui para El Bosque", cuenta Juan, que posa para NIUS en la puerta de la Administración que le cambió la vida.
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"Cuando llegué no me gustaba ningún número", sigue explicando, "así que le pregunté al lotero, ¿no tienes otro?, y me contestó, tengo este del 13.437 que es para devolverlo y le dije, dame uno".
La suerte llegó por sorpresa, añade el propietario de la Administración. "Estábamos viendo en directo el sorteo en el ordenador, y cuando salió el primer premio y lo pusieron en la bolita así, dando vueltas, dije, me parece que ese número lo he vendido yo, y ya cuando lo miré bien dije, no es que parece es que lo he vendido yo", explica Francisco Neyra, ante el número del Gordo que repartió en 2014.
Doscientos décimos, ochenta millones de euros, más de 13.000 millones de las antiguas pesetas comenzaron a correr por las calles de El Bosque y por los pueblos de alrededor. Como un nuevo Mr. Marshall, Mr. Gordo iba a cambiar la economía de muchos de sus ciudadanos.
La de Juan, por supuesto: "Estuve tres horas abonando, y cuando fui al taller a por aceite para el tractor, me lo dijeron, te ha tocado" cuenta este agricultor, que hoy, con 62 años, tira del premio a la espera de jubilarse. "Trabajé un añillo más, pero ahora ya no hago nada, sigo gastando algo en lotería, por si se repite la suerte".
Pero también transformó la realidad de muchos otros vecinos. Francisco Neyra, el lotero, recuerda especialmente un caso, que prefiere mantener en el anonimato. El de una chica que atravesaba una complicada situación económica y que resultó agraciada.
"No olvido aquel momento". Pasó por delante de la Administración y me enseño desde lejos el décimo premiado, tremendamente agradecida", relata. Ocurrió justo cuando el dueño de la Administración estaba atendiendo a los medios de comunicación. "Ella estaba en la esquina de enfrente, y desde aquí, desde lejos, mientras yo estaba con los periodistas, me enseño el décimo y se lo guardó. La verdad casi no pude seguir hablando con las cámaras".
"Estábamos viendo en directo el sorteo en el ordenador, y cuando salió el primer premio y lo pusieron en la bolita así, dando vueltas, dije, me parece que ese número lo he vendido yo"
El azar también salpicó al propio lotero. "Después de dar el Gordo las ventas aumentaron un cuarenta o un cincuenta por ciento. El año siguiente al premio aún más, una barbaridad, ni te puedo decir, pero luego se han quedado estables en un cuarenta por ciento, aunque este año han crecido. No se por qué, pero la gente ha comprado lotería desde muy pronto, en julio, agosto y septiembre".
Los elegidos por la suerte sólo fueron alrededor de cuarenta personas, pero el dinero llegó a mucha más gente. Se hicieron negocios, se compraron casas, coches, se creó incluso una nueve fuente de ingresos para El Bosque. Podríamos llamarlo turismo de lotería.
Turismo de lotería
"Cada año viene muchísima gente a comprar lotería", dice la alcaldesa Pilar García Carrasco. "Vienen, compran la lotería y consumen en el bar donde tocó aquel premio. El turismo se ha reforzado gracias a aquel escaparate que tuvimos, porque salimos muchos días en los medios".
Esta mañana de diciembre la administración de El Bosque vuelve a estar llena, como lo están las de todos aquellos pueblos en los que un día, siempre el 22 de diciembre, un número les cambió la vida.
En los últimos cinco años casi dos mil millones de euros se alejaron de las grandes capitales para preferir sitios más tranquilos. Sitios dispuestos a decir, una vez más: "Bienvenido Mr. Gordo".