Fernando, Leo, Jesús, Nico, Lucas y Jero. Ellos son los protagonistas de este cuento de Navidad que empezó siendo una pesadilla para alguien, pero que ha terminado con el mejor de los finales, y con una lección de humildad y buenas prácticas.

Este grupo de seis amigos de Sevilla salían el pasado jueves de sus clases en el Instituto de Educación Secundaria Fernando de Herrera. Como cada día se dirigían a la parada de autobús, pero en el camino algo les hizo detenerse: un sobre de gran tamaño al que dieron una patada cual balón de fútbol. Les extrañó lo que pesaba esa "pelota improvisada", y decidieron abrirlo.

La sorpresa fue mayúscula, porque dentro encontraron el fajo de billetes más grande que habían visto en sus cortas vidas. Junto al dinero había varios décimos de Lotería de Navidad y escrito en la espalda del sobre, diferentes nombres y apellidos.

Solo Fernando llevaba un teléfono móvil encima, pero fue Leo quien tomó las riendas y marcó el número de Emergencias 112. Una pareja de agentes de Policía Nacional se personó de inmediato e identificó a los menores: "Mi hijo me llamó para pedirme su número de DNI porque estaba con la Policía", dice Virginia Cristóbal, madre de uno de los jóvenes, que cuenta el susto que se llevó al pensar que su pequeño se había metido en un lío.

Nada más lejos de la realidad. Estos seis menores, casi adolescentes, han hecho lo correcto, a pesar de que a esa complicada edad las tentaciones y la impulsividad suelen ser comunes. Porque en el sobre resultó haber 3.000 euros en efectivo. "Hasta nosotros, los padres, nos quejamos mucho de que se pasan la vida con el móvil y que están en plena edad del pavo, pero son buenos chavales", admite Virginia.

No sólo se alaba el gesto, sino también la rapidez y la agilidad con la que resolvieron la situación: "Nos hemos dado todos cuenta de que son más mayores de lo que pensamos, porque a veces los seguimos viendo como niños, y esto lo han resuelto todo sin nuestra ayuda", añade orgullosa.

Una vez entregado el sobre a la Policía, los agentes pudieron comprobar que pertenecía a la Hermandad de la Vera Cruz de La Campana, un pueblo de Sevilla. Fue fácil averiguarlo porque el sello de la Hermandad aparecía entre las anotaciones. Ahora cada décimo descansa ya con su dueño y el dinero puesto a buen resguardo.

"Están muy agradecidos y les han regalado a los chicos un décimo" dice esta madre, que termina afirmando que "algo debemos de estar haciendo bien con estos niños" que han demostrado que, con 13 años, la cabeza también puede estar bien amueblada.

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