En el calendario hay una fecha que, para muchos, marca el comienzo de las fiestas navideñas. Esta no es otra que el día del sorteo de la Lotería de Navidad, el 22 de diciembre, que cada año reparte premios que incluyen el Gordo, donde se pueden llegar a ganar 400.000 euros por décimo.
Este no es el sorteo cuyo premio es más elevado, hay otros sorteos que reparten una mayor cantidad de dinero, tampoco es el que tiene las probabilidades más altas de ganar, sin ir más lejos, en el sorteo de El Niño celebrado pocos días después son más elevadas. Sin embargo, la Lotería de Navidad tiene algo especial que lo hace único, ¿por qué es el más exitoso?
La tradición, en este caso, juega a su favor. El sorteo se lleva celebrando mucho tiempo, de hecho su creación fe aprobada en 1811, aunque no se celebró de manera regular hasta 1939. Una lotería que está cargada de historia, que en 1938 celebró dos sorteos, uno en Barcelona y otro en Burgos, por la Guerra Civil, y que comenzó a televisarse en 1957, convertida en un gran espectáculo.
Este sorteo está considerado, para muchos, el primero de los festejos relacionados con la Navidad. Después del día de la lotería, llegarán Nochebuena y Navidad, después Nochevieja (con las uvas) y Año Nuevo. Alrededor del Día de Reyes, se despiden unas fiestas llenas de esperanza e ilusión.
Es precisamente la ilusión lo que hace que en este juego participen 24 millones de españoles, todos con las mismas posibilidades de que su número resulte premiado, de hecho, así lo refleja uno de sus lemas, ‘Te puede tocar a ti’. Además, todos han podido ver, ya sea en persona o por televisión, como este sorteo cambiaba para bien la vida de muchas personas.
No quedarse fuera es otro de los motivos que hace que la gente se anime a participar en el sorteo. Los décimos se venden en todas partes y hay que ser muy fuerte o tenerlo muy claro para ser la única persona de la oficina que no ha comprado el número con el que resto juegan, porque… ¿y si toca? Este es un sorteo que siempre apela a la ilusión y también a la generosidad de compartirlo con familiares y amigos.
También es un juego de azar clásico, en el que lo único que tiene que hacer quien participa es comprar el décimo, no hay elaboradas estrategias detrás, más allá del feeling por un número, la apuesta por un décimo con una fecha importante en el año, o apostar cada año al mismo número, que en ocasiones pasa de padres a hijos.
No es necesario un esfuerzo por parte de quien juega, pero eso no impide que en nuestro cerebro se activen una serie de mecanismos, el miedo a quedarnos sin número, la emoción ante la posibilidad de que nos toque, la ilusión ante las posibilidades… No hay duda de que la Lotería de Navidad es uno de los sorteos más exitosos de España.