Si alguna vez has participado en un juego de azar como la Lotería o el Euromillón, seguro que te has imaginado todas las cosas que harías en caso de resultar premiado: viajar por todo el mundo, pagar tu hipoteca de un plumazo, ayudar a tus familiares, dejar tu trabajo y crear el negocio de tus sueños... o simplemente no hacer absolutamente nada y vivir de las rentas durante el resto de tu existencia. Sin embargo, es probable que la cordura te lleve a tomar decisiones un poco más meditadas si este escenario llega a producirse y, aunque a todos nos gusta darnos un capricho, lo más normal será que decidamos invertir al menos parte de ese dinero para verlo crecer. ¿En qué sería mejor invertir a día de hoy? ¿Dónde invertir el dinero de la Lotería o el Euromillón?
Uno de los primeros consejos de los analistas cuando se trata de decidir qué destino dar a un premio millonario es saldar nuestras deudas, aunque esta recomendación no es universalmente válida. Por ejemplo, no cabe duda de que las deudas ejecutivas o con elevados intereses deben liquidarse cuanto antes, pero la cosa no está tan clara cuando hablamos de hipotecas o préstamos a los que se aplique un interés no demasiado elevado.
Si cuentas con productos contratados a tipo variable (como puede ser una hipoteca), en el escenario actual de elevados tipos de interés puede que te compense amortizar total o parcialmente tu deuda. En cualquier caso, esta decisión dependerá de varios factores: de cuántos intereses te queden por pagar (menos si ya has pagado gran parte del préstamo), de si el tipo de interés que se te aplica es verdaderamente elevado, de si existen productos de inversión en el mercado que te permitan recuperar esa pérdida y ganar un poco (o mucho) más... Será labor de un analista aconsejarte la mejor opción.
Algo similar ocurre con los préstamos al consumo. Eso sí, estos últimos suelen firmarse con un tipo fijo, lo que facilita la toma de decisiones. En cualquier caso, si cuentas con préstamos tipo revolving y pagas una cuota pequeña muy prolongada en el tiempo, deberás revisar (y, mejor, cancelar) estos productos.
Una vez liquidadas tus deudas, tocará decidir en qué invertir y, en este sentido, lo cierto es que el momento actual es de lo más revuelto. La inflación, la crisis energética... lo marcan todo y provocan que productos como depósitos o bonos ofrezcan muy poca rentabilidad, sin llegar a paliar los efectos de la inflación, tal y como recuerdan desde Finect. Como respuesta, algunos analistas apuntan hacia sectores 'de moda', como el sanitario, la biotecnología o la tecnología en general, ya que precisamente este tipo de sectores son los que liderarán las tendencias del futuro. Además, algunos expertos se atreven a recomendar invertir en bonos ligados a la inflación, pero solo a corto plazo, ya que es imprevisible cómo evolucionará el mercado.
Otra opción es invertir en el sector inmobiliario, que tradicionalmente funciona como sector refugio. La buena noticia es que, si no firmas una hipoteca (o si pactas un plazo de devolución muy breve, o si pagas hipoteca solo parcialmente), evitarás el alto coste de financiación actual y tendrás un gran poder de negociación, en un escenario en el que la demanda se resiente ante los elevados tipos de interés que ofrece la banca.
En cualquier caso, es importante tener claro cuál es tu perfil de inversor (muy ligado a qué riesgo estás dispuesto a asumir o puedes asumir) y dejarte asesorar, especialmente si no cuentas con grandes conocimientos financieros. En estos casos, la opción más segura suele ser invertir en uno o varios fondos gestionados por alguien que sí domine esta materia y que trabaje para conseguir una buena rentabilidad.
Por último, no pierdas de vista qué te hace feliz, así como la perspectiva ética del destino que des a tu dinero: el objetivo no tiene por qué ser obtener la máxima rentabilidad y amasar grandes sumas de dinero. Puede que te satisfaga mucho más lograr un crecimiento sostenible, acorde a tus necesidades, intereses y valores, así como hacer realidad tus sueños gracias a este golpe de suerte.