La Lotería del Niño es una tradición profundamente arraigada en nuestro país, y se celebra cada 6 de enero, coincidiendo con el Día de Reyes. Esta fecha no es una simple coincidencia fortuita, sino el resultado de una evolución histórica y cultural que ha vinculado este sorteo con una de las festividades más emblemáticas del calendario.
Las primeras referencias a la Lotería del Niño se remontan a 1868, cuando ya se conocía popularmente con este nombre, probablemente debido a su coincidencia con el día de la Epifanía, también conocido como el Día de Reyes.
Sin embargo, no fue hasta 1941 cuando el sorteo adquirió carácter oficial dentro de la Lotería Nacional de España. En 1966, la denominación "Sorteo del Niño" apareció por primera vez en las listas oficiales de premios.
Originalmente, el sorteo se celebraba el 5 de enero, víspera de la Epifanía. Esta elección permitía que los premios se distribuyeran justo antes de la festividad de los Reyes Magos, añadiendo un componente de ilusión y esperanza a la celebración. Sin embargo, en el año 2000, se decidió trasladar el sorteo al 6 de enero, alineándolo directamente con el Día de Reyes.
El 6 de enero, Día de Reyes, conmemora la Epifanía del Señor, es decir, la adoración del Niño Jesús por parte de los Reyes Magos. Esta festividad simboliza la manifestación de Jesús al mundo y es una de las celebraciones más significativas del calendario litúrgico cristiano. La elección de esta fecha para la Lotería del Niño no es casual; busca aprovechar el ambiente festivo y la tradición de hacer regalos en esta jornada.
La denominación "Lotería del Niño" está directamente relacionada con el Niño Jesús, cuya figura es central en la celebración de la Epifanía. Además, la proximidad de la fecha al inicio del año nuevo refuerza la idea de renovación y esperanza, conceptos intrínsecamente ligados a la participación en sorteos y loterías.
De esta manera, la celebración de la Lotería del Niño el Día de Reyes ha contribuido a dar aún más importancia a este día tan relevante de nuestro calendario. Sin embargo, más allá de su dimensión económica, el sorteo se ha convertido en una tradición que sirve de complemento a las celebraciones navideñas, ofreciendo una segunda oportunidad para probar suerte tras la Lotería de Navidad que se celebra cada 22 de diciembre. Tanto es así, que suele ser habitual invertir parte de las ganancias del sorteo de Navidad en la Lotería del Niño, que se celebra poco más de un par de semanas después.
Queda por tanto claro que la elección del Día de Reyes para la celebración de la Lotería del Niño no es un simple fruto del azar, sino el resultado de una evolución histórica que ha sabido integrar elementos religiosos, culturales y sociales. Esta confluencia ha permitido que el sorteo se convierta en una tradición arraigada, que año tras año renueva la ilusión de millones de españoles en una fecha tan emblemática como el 6 de enero.