Lanzarote, donde los astronautas aprenden a vivir en Marte
Lanzarote es un lugar único. Un suelo volcánico que bien podría ser el de la Luna o el de Marte, que la acción del agua ha horadado. Y por eso estos días 50 astronautas, científicose e ingenieros, bajo la batuta de la Agencia europea del espacio, se pasea por el Geoparte de Timanfaya. Aprenden geología, mientras prueban instrumentos para tomar muestras y ensayar su utilidad para los equipos que, en un futuro, hagan viajes interplanetarios.
El astronauta Pedro Duque supervisa la misión en este laboratorio natural canario, que no solo se queda en la superficie, sino que se adentra en el subsuelo. La Cueva de los Verdes se convierte en el escenario por el que se mueve un rover teledirigido, mientras se escanea la cueva. "Aunque tengamos que hacer construcciones (cuando estemos en la Luna, o en Marte), dice Duque, una cueva de lava podría servirnos de primer refugio". Una solución, el subsuelo, necesaria en planetas que no tienen la protección frente a la radiación solar, que nos presta la atmosfera terrestre.
Los conocimientos geológicos y de tecnología permitirán aprovechar los recursos, por ejemplo de La Luna. Nuestro satélite se convertirá en la primera plataforma extraterrestre, una lanzadera hacia otros mundos. Según el astronauta Matthias Maurer, será una especie de gasolinera para los viajes interplanterarios. Y Lanzarote habrá contribuído a la exploración espacial.