Desde el aire un estremecedor río de lava que se abre paso por los campos de cultivo y las viviendas, algo que hace temblar a todos los hawaianos. Además una densa nube de ceniza cubre parte de unas islas que están en alerta roja, la destrucción es máxima, “algunos de nuestros edificios ahora están sin agua, hay grietas en las autopistas”, lo dice Jesica Ferracane, técnico forestal. Unas grietas que siguen creciendo y dejando completamente aislados a muchos vecinos. Por el momento ya hay más de 2.000 personas fuera de sus hogares, pero con el paso de las horas se complican cada vez más las evacuaciones. Para Don Swanson, miembro del Observatorio de Volcanes de Hawaii, “el Kilauea era normalmente un volcán dócil, con flujos de lava dañinos, pero no explosivos. Ahora sabemos que ese nos equivocamos y desafortunadamente lo estamos viviendo”. Ya hay un primer herido grave, un hombre al que las salpicaduras de más de 500 metros de altura le han destrozado la pierna.
Kilauea, significa escupir en hawaiano, y precisamente eso, escupir lava es lo que no deja de hacer durante semanas, unos de los volcanes más activos del mundo.