Juana Rivas confía en el que Constitucional frene la orden de entrega
La última vez que vimos a Juana Rivas tenía la decisión tomada: "No los entrego", aseguró. Fue horas antes de ese 26 de julio marcado por una orden judicial para la entrega de sus hijos de 11 y 3 años al padre, su exmarido, Francesco Arcuri. que llegó a España para recoger a sus hijos en un punto de encuentro de Grandas. Pero Juana y los niños no se presentaron, huyeron y, desde entonces están en paradero desconocido.
Las voces de apoyo redoblaron fuerza. En su pueblo Maracena (Granada) el grito "Juana está en mi casa" se convirtió en el lema que acompaña el conflicto personal y legal de Rivas. Su causa sufrió un revés, cuando el Tribunal Constitucional, rechaza el 31 de julio, un recurso de amparo presentado por el entonces su abogado, para evitar la entrega al padre.
Francesco Arcuri, habló para desmentir a su exmujer y decir que aceptó la condena por maltrato en 2009, para ver a su hijo, unico, en aquellas fechas. Negó cualquier tipo de violencia sobre ella y se mostró dispuesto a compartir la custodia, pero con sus hijos en Italia.
A pesar de lo confuso del caso, los políticos se decantaron por la madre de Maracena. La presidenta andaluza, Susana Díaz, le mostró su apoyo en redes sociales como víctima de la violencia de género y le ofreció asistencia jurídica por parte de la Junta. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hablaba de comprensión: "Hay que ponrse en el lugar de esta madre y hay que ser consciente de lo que le ha ocurrido".
El 8 de agosto Juana y Arcuri tienen cita los juzgados, porque el proceso discurre ya por la vía pennal, por secuestro de menores. La mujer no se presenta y el juez dicta una orden de detención. Dos días después la Audiencia de Granada dice no a los intereses de Juana. Su última esperanza es que el Constitucional estudie hoy su segundo recurso de amparo y frene la orden de entrega por la que huyó.