Jonathan no quiere sufrir para salir a la calle
Jonathan padece un tipo grave de espina bífida, una malformación congénita que también deforma sus pies. Cada paso es un suplicio para el chico de 14 años. Necesita otra cirugía correctora y no hay manera de que cierre esa úlcera que su madre Mari Cruz cura con maestría. La silla de ruedas no cabe en el piso donde vive con su madre y su hermano menor y Jonathan se desplaza a gatas.
Los apoyos ortopédicos le ponen de pie, pero del segundo a la calle hay muchos peldaños, se abren las heridas, antes de poder sentarse en la silla y así, cada día, solo para ir a clase. Mari Cruz ha pedido ayuda, para resolver el problema del desplazamiento de su hijo, para poder estar en un piso con ascensor o en una planta baja.
El ayuntamiento de Alfafar (Valencia) donde viven, les ha concedido una ayuda mensual de 480 euros, que ha adelantado Cáritas, y se ofrece a buscar una vivienda de alquiler, adaptada para las necesidades de Jonathan, como han hecho con el instituto donde el el chico va a clase. Mientras esperan la ayuda a la dependencia, interrumpida cuando se trasladaron de Barcelona a Alfafar, parece que Jonathan pronto no tendrá que quedarse en casa obligado, o sufrir para salir a la calle.