Le Pen, Zemmour y Mélenchon podrían quedar fuera de la elección presidencial

  • Los tres candidatos siguen sin conseguir los 500 avales necesarios para formalizar sus candidaturas

Los sondeos aseguran que los ultraderechistas Marine Le Pen y Eric Zemmour y el ultra-izquierdista Jean-Luc Mélenchon podrían sumar entre los tres, en primera vuelta de las próximas elecciones presidenciales francesas de abril, por encima del 40% de los votos. Pero, dura lex, los tres podrían quedarse fuera de las elecciones porque siguen sin conseguir los 500 avales necesarios.

La Asamblea Nacional francesa decidió en 1962 que para ser candidato o candidata a la elección presidencial había que presentar 500 avales. Esos avales los pueden firmar más de 42.000 personas, de los que algo más de 32.000 son alcaldes. El resto son diputados regionales y nacionales y otros altos cargos públicos como consejeros regionales o departamentales. La ley se hizo para evitar que cualquier hijo de vecino pudiera ser candidato y que los ciudadanos se encontraran con papeletas con miles de nombres.

La ley nunca impidió que un candidato importante participara en las elecciones excepto cuando en 1981 Jean-Marie Le Pen, padre de Marine Le Pen, no consiguió esos 500 avales. Por entonces era un candidato que no alcanzaba ni el 10% de los votos y que no tenía ninguna posibilidad de llegar a la segunda vuelta y por lo tanto de ser presidente. La vida política francesa ha cambiado y ahora a nadie sorprendería que, como en 2017, Marine Le Pen se plantara en la segunda vuelta. Si consigue los avales.

Marine Le Pen, Eric Zemmour (que fue el primero, ya antes de Navidad, en advertir que no conseguía los 500 avales) y Jean-Luc Mélenchon están teniendo problemas para conseguirlos. El ultraizquierdista parece tenerlo algo más fácil pero todavía no ha cruzado la orilla. Los dos ultraderechistas siguen braceando y esperando que la corriente no los arrastre.

Si en el pasado sólo Jean-Marie Le Pen quedó descabalgado en 1981, el sistema se endureció desde que el ex presidente François Hollande impulsó una reforma que obliga a que los avales sean públicos. Eso hizo que muchos alcaldes que antes firmaban su aval a favor de una candidata como Marine Le Pen ahora no lo hagan porque no quieren aparecer en público como defensores de la ultraderechista.

Los alcaldes socialistas avalan a su candidata, los ecologistas al suyo, los conservadores a la suya. Y miles de alcaldes independientes, que antes avalaban en secreto, ahora no avalan a nadie para no significarse. Eso complica la obtención de avales de cualquier candidato que no tenga detrás un partido con una buena estructura y cientos de alcaldes.

Le Pen, Zemmour y Mélenchon protestan

Le Pen dice que “el sistema está totalmente gripado”, Mélenchon que el filtro de los avales es “un cuchillo de carnicero” y Zemmour clama contra un “escándalo democrático”. Los candidatos a la presidencial tienen hasta el 4 de marzo para entregar sus avales. Le Pen se acerca al 20% en los sondeos, Zemmour ronda el 15% y Mélenchon está cerca del 10%. Pero no consiguen avales. La socialista Hidalgo, a la que pocos sondeos dan un 5%, no tiene problemas para conseguirlos porque los socialistas tienen miles de alcaldes.

El ministro del Interior, Gerard Darmanin, dice que es una polémica prefabricada y que al final lograrán los avales como pasa cada cinco años con Marine Le Pen, que los consigue después de criticar el modelo. Pero este año la participación o no de uno o varios de estos candidatos puede terminar decidiendo quién es el próximo presidente o presidenta.

Si Zemmour queda fuera de la carrera Le Pen tendrá mucho más fácil pasar a la segunda vuelta contra el presidente Emmanuel Macron y dejaría fuera a la conservadora Valérie Pécresse. Si en cambio Zemmour pudiera participar robaría votos a Le Pen, que podría caer por debajo de Pécresse y sería esta la que pasaría a la segunda vuelta. Si ni Le Pen ni Zemmour consiguieran los avales más del 30% del electorado francés se vería sin candidato.

En la izquierda las consecuencias de que Mélenchon se quedara fuera (nunca tuvo problemas para conseguir los avales pero tampoco nunca había criticado el sistema como lo hace ahora) serían menos importantes porque los sondeos le dan alrededor de un 8%. Sus votos podrían repartirse entre los otros candidatos de izquierdas pero ninguno conseguiría los suficientes apoyos para pasar a la segunda vuelta.

Las malas lenguas dicen que Valérie Pécresse podría empujar a cierto número de sus alcaldes a avalar a Zemmour para que le disputara votos a Le Pen, pero el director de comunicación del partido, Geoffroy Didier ya dijo que avalar a un candidato de extrema derecha significaría la expulsión inmediata del partido. El cordón sanitario sigue firme en Francia.

Zemmour plantea una reforma que haría que todos los candidatos que superen el 5% en los sondeos tuvieran automáticamente los avales, que firmaría un grupo reducido de cargos electos sin que ninguno se identificara con ningún candidato, dando así por hecho que a muchos les avergüenza firmar sus avales. David Lisnard, alcalde de Cannes y presidente de la Asociación de Alcaldes de Francia, ya rechazó la idea. Cualquier reforma no entraría en vigor a tiempo para esta elección. Darmanin ya dijo que las reglas de juego no se cambian a medio partido.