Los familiares de los pasajeros chinos, la nacionalidad más numerosa, han amenazado este martes con hacer una huelga de hambre si el Gobierno malasio no les dice la verdad sobre el destino que han tenido sus parientes.
153 personas de nacionalidad china viajaban en el avión. Historias como la de un grupo de artistas chinos que habían viajado a Kuala Lumpur para exhibir sus trabajos como parte de una iniciativa para estrechar lazos entre ambos países, algunos de ellos pintores con gran reputación en China. Volvían a casa después de un 'tour' por el país.
En total viajaban en el avión personas de 13 nacionalidades distintas. Tras los chinos, la nacionalidad más numerosa era la de los ciudadanos de Malasia (38), Indonesia (12) y Australia (7). En el gráfico que encabeza esta noticia se puede ver los países de los 227 pasajeros.
Personas como Norli Akmar Hamid y su marido Muhammad Razahan Zamani, una pareja de clase media de Malasia cuya historia fue contada por The Wall Street Journal. Se habían casado en 2012 y originariamente tenían pensado pasar su luna de miel en un 'resort' de lujo en Malasia, pero tras tener que posponer este viaje porque ella se puso enferma decidieron cambiar de opinión e ir a Pekíng.
El viaje estuvo a punto de volver a posponerse porque ella se quedó embarazada y no quería viajar en ese estado. Sin embargo, la fatalidad propició que Norli sufriera un aborto y la pareja decidiera continuar con sus planes, subiéndose al vuelo MH370.
Historias como estas han ido apareciendo en los medios con el paso de las semanas. Se sabe de las vidas de los pasajeros por las fotos e historias que publicaron en las redes sociales antes de embarcar.
Menos se sabe de los dos pasajeros a bordo que usaron pasaportes robados y que han sido objeto de todo tipo de especulaciones. Sin embargo, el sudeste asiático es conocido como un centro de fabricación de documentos falsos, que también son utilizados por contrabandistas, inmigrantes ilegales y solicitantes de asilo.
Se ha dado a conocer que ambos eran iraníes y, supuestamente viajaban, como inmigrantes ilegales. Ambos hombres entraron en Malasia el 28 de febrero, al menos uno de ellos desde Phuket, en Tailandia, ocho días antes de tomar el vuelo con destino a Pekín, según el director de Inmigración malasio, Aloyah Mamat. Ambos tenían reservas para seguir su viaje hacia Europa occidental.
Otros de los miembros del pasaje que más han dado de qué hablar han sido los 12 tripulantes, todos de Malasia. La Policía malasia ha registrado las casas del capitán Zaharie Ahmad Shah, de 53 años, y el primer oficial, Fariq Abdul Hamid, de 27 años, en suburbios de clase media de Kuala Lumpur próximo al aeropuerto.
Entre las cosas que los agentes se llevaron para examinar figura un simulador de vuelo que Zaharie había construido en su casa. Un oficial de la Policía conocedor de la investigación ha dicho que los programas de simulador de vuelo están siendo examinados minuciosamente y que aparentemente son los normales que permiten a los usuarios practicar el vuelo y el aterrizaje en diferentes condiciones.
Un segundo responsable policial conocedor de la investigación ha indicado que no se han encontrado pruebas que vinculen al piloto con ningún grupo radical. "En base a lo que tenemos hasta ahora, no podemos ver la vertiente terrorista aquí", ha afirmado. "Hemos analizado grupos terroristas o extremistas conocidos en el sureste asiático y los vínculos no existen", ha añadido.