El Kilauea no da tregua después de más de una semana de plena actividad. Lava, gases tóxicos han obligado a evacuar a miles de residentes en Hawái, mientras sus casas y propiedades quedaban sepultadas bajo el río de fuego. La tierra sigue agrietándose y vomita desde estas fisuras humo, piedras, lava y cenizas transformando en un infierno cientos de kilómetros de la isla. Las autoridades han pedido ayuda insistiendo en advertir a los curiosos de no acercarse al lugar y recordar que los habitantes de Leilani necesitan ayuda. "No es momento para hacer turismo".