Si 2020 fue el año más letal de las últimas décadas en cuanto al numero de víctimas por violencia armada, el 2021 va camino de ser aún peor. También al respecto de la compra de armas, que se ha desbocado con la llegada de la pandemia y los disturbios raciales. Así lo prueban los 267 tiroteos masivos que han tenido lugar, solo a lo largo de este año, en todo el país.

Y los expertos no son precisamente optimistas acerca de lo que puede ocurrir durante los meses de verano que se avecinan, ya que el levantamiento de las restricciones y el confinamiento hacen pensar que las cifras de víctimas se incrementarán. De hecho, los criminólogos han señalado que los homicidios en los grandes núcleos urbanos ya aumentaron un 30% el año pasado y un 24% en los primeros meses de este.

Si bien las cifras de otro tipo de delitos como robos o violaciones disminuyeron durante la pandemia, debido tanto al tiempo que la ciudadanía ha pasado recluida en sus casas como al cierre de muchos comercios, los homicidios aumentaron prácticamente en todas las grandes ciudades de Estados Unidos.

El desasosiego por la crisis creada debido al Covid, el menor número de agentes de seguridad en las calles por tener que atender otras tareas relacionadas también con la pandemia, la desigualdad, el aumento de la posesión de armas de fuego, la tensión política que ha marcado la polarización del país y los disturbios raciales, con un aumento de la violencia policial y social, han sido las causas.

Según la organización Gun Violence Archive, 8.100 personas murieron, en Estados Unidos, durante los primeros cinco meses de 2021 por disparos de arma de fuego. Y el verano, una época históricamente proclive al aumento de la delincuencia, hace presagiar un empeoramiento de los datos.

Algunas de las razones del aumento de la violencia estival se encuentran en el incremento de las temperaturas, que hace pasar más tiempo en las calles a las personas (sobre todo aquellas que no pueden permitirse tener aire acondicionado en sus hogares) en una sociedad que se ha criado con la cultura de las armas. También el hecho de que los colegios estén cerrados y la crisis económica y social provocada por el coronavirus, este año, con el levantamiento estival de las restricciones, pueden provocar un empeoramiento de la situación.

Las grandes urbes han sido las más afectadas hasta la fecha y es donde se espera que continúe la tendencia. Chicago, por ejemplo, registró el año pasado los peores datos de asesinatos desde la década de los 90. Y este año Washington DC estableció un récord de homicidios, con 79 personas fallecidas, entre enero y junio de 2021.

Otras ciudades como Columbus, Filadelfia, Nueva York o Nueva Orleans han sufrido también un aumento de la violencia en lo que va de año mientras que por estados Texas, donde ya no es necesario tener licencia para poder comprar un arma, lidera el ranking con 19 tiroteos.

Asímismo este año los homicidios han aumentado un 82% en Portland (Oregón), el 72% en Minneapolis (Minesota) y un 36% en Los Ángeles (California). Solo el fin de semana de la reciente conmemoración del Día de los Caídos (Memorial Day), festivo en todo el país, murieron 10 personas en distintos enfrentamientos con disparos.

En Miami-Dade, el condado más grande de todo el estado de Florida, el balance durante ese fin de semana fue de tres personas muertas y veinte heridas, lo que ha obligado a las autoridades a aprobar un plan de casi 8 millones de dólares para reducir la violencia con armas de fuego.

La adquisición de 23 millones de armas durante el pasado 2020, por parte de los estadounidenses, ha supuesto un aumento del 66% con respecto al año anterior, según una investigación realizada por el Washington Post. En este informe se apunta a la pandemia, las protestas sociales y el periodo electoral como causas del incremento.

Ya en 2021, los meses durante los que se registraron mayores índices de compra de armas fueron enero y febrero, alcanzando un récord nunca antes establecido. De hecho, en enero fueron vendidas 2’5 millones de armas, el tercer mayor dato de la historia por detrás de junio y julio de 2020.

Todo ello ha dado lugar a que Biden exija al Congreso acelerar los pasos necesarios para la aprobación de un proyecto de ley que ayude a controlar el acceso las armas de fuego, aunque aún no ha sido capaz de llegar a un acuerdo, en este sentido, con los republicanos.

Mientras eso llega, el pasado 8 de abril el presidente firmó un decreto para obligar al Departamento de Justicia a limitar la adquisición de armas de fuego sin número de serie, ya que escapan al control de las autoridades. Es un primer paso para intentar detener la inercia que amenaza con una más que posible ola de criminalidad este verano.