Las elecciones de EEUU pueden estar marcadas por la ira, por la violencia, por los disturbios y por el miedo. Es lo que espera Trump que quiere olvidarse del coronavirus y es lo que empieza a intuir Biden, que tiene que mediar entre la condena expresa y el aviso a los que delinquen en los disturbios. Mientras esa lucha vive soterrada entre bambalinas políticas, otra más cruda está en las calles. Y son los vídeos constantes de violencia policial en EUU contra los negros. El último vídeo es aterrador, por la indefensión de un hombre obviamente enfermo al que la policía no trata como un ser humano. El hombre desnudo acaba con una bolsa de plástico en la cabeza y tirado en el suelo como un animal.
Esta vez la víctima se llamaba Daniel Prude, tenía 41 años y era también un hombre negro. Prude murió asfixiado a finales de marzo después de que varios policías le cubrieran la cabeza con una capucha tras haberlo esposado tendido en el suelo y le estrujaran el cráneo contra el pavimento durante dos minutos.
Había sido su propia familia la que llamó al 091 para advertirles de que estaba sufriendo aparentemente un trastorno mental. Pero nunca esperaron ese trato de la policía. El hombre es cierto que iba desnudo, como desorientado, pero no opuso resistencia y se tumbo en el suelo. "Llamé para que ayudaran a mi hermano, no para que mi hermano fuera linchado", contó el miércoles Joe Prude en una conferencia de prensa. Sí, la autopsia habla de intoxicación por drogas pero el vídeo demuestra un trato inhumano que no es digno de las fuerzas de seguridad.
"El hombre estaba indefenso, completamente desnudo en el suelo. Ya lo habían esposado. Venga ya. ¿Cuántos hermanos más tienen que morir para que esta sociedad entienda que esto se tiene que acabar?”, ha manifestado el hermano de la víctima. Cierto que Prude pidió a los agentes que le dieran el arma, pero es evidente que no está en su sano juicio. Como tampoco parecen estarlo esos agentes que le ponen la capucha, ahora sabemos que para prevenirse del coronavirus porque el hombre les lanzaba escupitajos desde el suelo mientras grita que están tratando de matarle.
Al final, Prude entra en pánico, insulta e intenta ponerse de pie. Y es entonces cuando un agente blanco le aprieta la cabeza contra el suelo con las dos manos, mientras otro le inmoviliza la espalda con la rodilla.
Los balazos por la espalda que recibió Jacob Blake en Kenosha o la rodilla que se incrustó en el cuello de George Floyd en Minneapolis durante ocho interminables minutos siguen recientes y han convertido muchos lugares en EEUU en verdaderos avisperos que provocan ya enfrentamientos en las calles donde el vandalismo se mezcla con la protesta y la xenofobia con el orden. La realidad es que el racismo sigue más que vivo en EEUU. De poco parece haber servido la presidencia de Obama sino como efecto boomerang. Y ahora las elecciones se juegan entre el miedo, la violencia, el recelo y el odio. A la espera del próximo vídeo.