La verificación de hechos o fact-checking ¿puede llevar a la censura?
NIUS habla con expertos del Instituto Reuters de Oxford, la Universidad de Cardiff y City University de Londres para analizar el uso y posible abuso de una herramienta concebida para luchar contra las falsedades que se publican en internet
¿Quién no se ha encontrado en la tesitura de tener que distinguir si lo que está leyendo es verdad o mentira? Si te están engañando o no... La verificación de hechos (fact-checking, pero nunca hasta ahora había estado tan presente ni se había hablado tanto sobre ella.
En el Reino Unido la organización más conocida dedicada a la verificación es 'Full Fact', pero medios de comunicación como la BBC, Channel 4 o la agencia de noticias Reuters han creado secciones específicas para confirmar o desmentir datos, noticias o declaraciones de políticos.
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Boris Johnson está dando mucho trabajo a los verificadores. Recientemente dijo en la sesión de control al Primer Ministro de los miércoles en el Parlamento que el líder laborista, Keir Starmer, había votado en contra de una subida del salario de los sanitarios. La BBC no solo le corrigió sino que reveló que había mentido durante tres miércoles seguidos.
Todos los expertos consultados por NIUS coinciden en que la comprobación de los hechos es algo positivo; una tarea asociada a la objetividad. Sin embargo, en un artículo publicado por el diario británico 'Financial Times', se ha criticado que la verificación se use también para censurar. La periodista Jemima Kelly denuncia que "a menudo se abuse de la que es una herramienta poderosa para luchar contra falsedades en internet".
Como ejemplo, Kelly recuerda que "cuando Donald Trump dijo en mayo que estaba 'seguro' de que la vacuna estaría lista a finales de 2020, el Presidente de Estados Unidos fue censurado por la NBC". La cadena declaró que "según los expertos necesita un milagro para tener razón". Y para la columnista del FT, "quizá Trump no tenía pruebas para justificar su seguridad, pero verificar sus ideas me parece a mí que es politizar un recurso destinado a apoyar la objetividad". Kelly defiende su uso "para analizar hechos", pero teme que "sea utilizado para censurar si se comprueban opiniones y narrativas".
Otro ejemplo que resalta el 'Financial Times' tiene que ver con una publicación británica: 'UnHerd'. Este medio digital recientemente publicó un artículo en el que criticaba la investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por descartar la posibilidad de que la fuente del virus estuviese en un laboratorio de Wuhan (China) como "extremadamente improbable". Facebook etiquetó el artículo como 'información falsa', aunque "el origen del virus no se haya establecido todavía", cuenta Kelly. 'UnHerd' se quejó y Facebook se disculpó.
"No es la primera vez que la intervención de Facebook, valiéndose de la verificación, ha despertado preocupación", asegura a NIUS el doctor en Comunicación de 'City University' de Londres, Marco Bastos. "La 'Coalición CO2', un grupo de verificación de hechos partidista que se dedica a defender que el aumento del dióxido de carbono no es alarmante, se quejó de que Facebook hubiese catalogado un editorial del 'Washington Examiner' como tendencioso y consiguió que esta red social quitase esa etiqueta".
Verificadores independientes
Facebook asegura que "luchar contra la desinformación es un problema que siempre está evolucionando y que no puede hacerlo solo". En 2016 comenzó un programa con verificadores de hechos de todo el mundo que "evalúan y revisan la exactitud del contenido de su plataforma", incluidos los vídeos y imágenes de Instagram. Esta Red Internacional de Verificadores de Hechos es una unidad del Instituto Poynter de Estados Unidos, entre los que se encuentran 'Full Fact' o 'PolitiFact'. Su labor es tan apreciada que ha sido nominada este año al Premio Nobel de la Paz.
En el caso concreto de 'UnHerd', según el 'FT’, "la decisión la tomó el equipo de fact-checking interno, que proporciona poca transparencia sobre cómo opera". En declaraciones a NIUS, un portavoz de 'Full Fact' se distanció de esa decisión de Facebook y quiso dejar claro que "aunque colaboran con esta red social, no todas las decisiones de esta se toman basándose en verificadores externos".
La experiencia de Full Fact
'Full Fact' se lanzó en 2010. Es una organización británica sin ánimo de lucro que se financia a través de dinero de ciudadanos, fundaciones y empresas y gracias también a la organización de cursos y clases magistrales. Todas las donaciones superiores 5.800 euros se publican en su página web.
Recientemente, el dominical 'Observer' aseguraba que "el volumen de las exportaciones del Reino Unido a la Unión Europea cayó un 68 por ciento en enero principalmente por el Brexit". 'Full Fact' desmontó esa noticia: "Las estadísticas oficiales sobre comercio de mercancías en enero se publican el 12 de marzo y conviene considerar que el otro gran reto que ha afectado al comercio es el coronavirus". Además del Brexit, la información publicada sobre las vacunas y la pandemia en general han dominado su labor diaria.
Información que arruina vidas
En declaraciones a NIUS, un portavoz de esta organización asegura que "una mala información arruina vidas. Y en este momento aquellos que escogen hacer un mal uso de la información lo tienen fácil". Por ello, para el director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Cardiff, Matt Walsh, ha sido "muy bienvenido el desarrollo de los verificadores de hechos en respuesta a un desagradable desarrollo en el debate político: que algunos políticos mientan descaradamente sin miedo a las consecuencias, como se ha visto con Donald Trump o con el referéndum del Brexit".
"La libertad de expresión es un derecho fundamental. Algo esencial de nuestro trabajo en 'Full Fact' es mejorar los estándares del debate público. La verificación de hechos es más efectiva cuando cuenta con los mayores estándares de apertura, transparencia e imparcialidad", asegura su portavoz.
Para Kelly, "usada correctamente, la verificación de hechos combate falsedades complementando así la libertad de expresión. Pero esta tiene que ver también con dejar que la gente acierte y se equivoque. Debemos limitar la verificación a los hechos, algo ya de por sí suficientemente complicado, y no a las opiniones que a los verificadores no les gusten".
Marco Bastos asegura que los verificadores "a menudo asumen que no puede haber un debate político genuino sobre hechos porque estos son inequívocos por naturaleza y no sujetos a interpretación, selección o coherencia ideológica. Esto, por supuesto, no concuerda con la naturaleza dialógica de la realidad consensuada".
"Hay casos en los que información previamente señalada por verificadores fue reclasificada. El problema es tan frecuente que algunos de mis colegas han reclamado iniciativas de meta-fact-checking, como RealClearPolitics, una web dedicada a revisar webs de comprobación de hechos, para que los verificadores sean controlados", explica Bastos.
El director del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, Rasmus Nielsen, ha escrito recientemente sobre cómo responder a la desinformación protegiendo a la vez la libertad de expresión. En declaraciones a NIUS, este profesor de Comunicación Política de la Universidad de Oxford asegura que "tenemos muchas más razones para preocuparnos por una insuficiente verificación de hechos, que por un exceso de fact checking".
"Si las plataformas o los políticos quieren restringir la libertad de expresión tienen muchas maneras de hacerlo que son más fáciles que la utilización de verificadores. Tenemos pocas razones para preocuparnos por el trabajo de los verificadores independientes y más razones para estar preocupados por la aplicación de estándares de moderación de contenido incoherente y opaco por parte de plataformas, y por ataques frecuentes de mala fe acerca del trabajo de verificadores independientes por parte de políticos o partidos políticos y otros actores abiertamente partidistas (algunos de ellos han intentado de manera bastante ridícula hacerse pasar por verificadores)", denuncia Nielsen.
Los verificadores tienen un límite
El consejero delegado de 'Full Fact', Will Moy, durante su última intervención en una sesión sobre libertad de expresión organizada por el Comité de Comunicación de la Cámara de los Lores en el Reino Unido, ha reconocido que "los verificadores estamos limitados. Nuestro rol es dar la mejor información posible para que la gente decida una postura. Pero a veces no queda más remedio que elegir a quién crees porque la verificación de hechos tiene sus límites".
Matt Walsh coincide con Moy: "A veces hay cosas que son una incógnita y no es posible para nosotros estar 100 por cien seguros, como por ejemplo las predicciones sobre el futuro desempeño de la economía. Es importante que los periodistas sean claros sobre las fuentes de información usadas en sus comprobaciones (su grado de credibilidad), que destaquen aquello que sean declaraciones (no hechos) y nos ayuden a los lectores a estar más cómodos con la incertidumbre".