Ulf Poschardt: “Merkel ha hecho grande a la ultraderecha”
El periodista y filósofo Ulf Poschardt, redactor jefe del diario conservador Die Welt, lamenta en NIUS que en el clima de crisis política que sufre Alemania se trate de gestionar la pandemia, entre otras cosas, restringiendo libertades.
Ulf Poschardt (Núremberg, 1967) es un confeso y radical “defensor de la libertad”. En Alemania, él es de los pocos que asumen esa posición desde una tribuna relevante. Poschardt es el redactor jefe del diario Die Welt y del semanario Welt am Sonntag. Son dos de las grandes cabeceras del grupo de comunicación Axel Springer, uno de los más grandes de Europa.
En vista de su currículum, se podría pensar que Poschardt defiende líneas tradicionales del pensamiento conservador contemporáneo, pero no es así.
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Poschardt confiesa ser un admirador de las “ideas radicales de libertad” de los anarcosindicalistas españoles de la Guerra Civil, como Buenaventura Durruti, cuyo nombre cita en esta entrevista con NIUS. También se declara “fan” de la extinta socialdemocracia que representaban líderes como Willy Brandt o, en España, Felipe González.
Tal vez por salirse del consenso que reina en su país, un libro cómo el último que ha publicado en Alemania, titulado 'Mündig (Ed. Klett-Cotta, 2020) y que constituye un canto a la libertad de los ciudadanos maduros y responsables en una sociedad infantilizada, no ha sido un éxito. Su publicación le ha valido, mayormente, para ganarse la crítica de aquellos periodistas que “odian la libertad”.
“En las sociedades acomodadas existe una especie de rechazo a la libertad”, señala este periodistas y escritor. En este contexto, Poschardt no parece nada optimista en lo que al futuro político de su país respecta.
Los liberales del FDP pueden volver a contar con apoyo electoral superior al 10% en las encuestas. Pero eso no contrarresta fenómenos como que los conservadores, de la mano de la canciller Angela Merkel, hayan engrandecido a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
Así, Poschardt ve más que factible que una coalición de izquierdas, entre ecologistas, socialdemócratas y poscomunistas acaben gobernando el país tras las elecciones generales del próximo 26 de septiembre. Ese escenario es un flaco favor a su idea de “libertad”.
“Cuando en las elecciones generales del próximo otoño gane una colación de Los Verdes, SPD y Die Linke a las que ya nos hemos acostumbrado, pero no ya por culpa de la pandemia, sino por la lucha climática”, avisa Poschardt.
P: El título de su último libro es la palabra Mündig, que se puede traducir como “mayoría de edad”, ¿por qué dedicarle un libro a esa expresión?
Sí, existe la acepción jurídica del término aplicado a la mayoría de edad. Pero yo lo utilizo en el concepto filosófico, para marcar el momento en el que la persona alcanza la madurez de espíritu suficiente para ser responsable de sus acciones. En este sentido, el ciudadano inmaduro es aquel sobre el que se decide en dictaduras, monarquías absolutistas y regímenes no democráticos.
Pero en democracia existe el ideal del ciudadano maduro que puede, en el momento de votar, decidir quién puede gobernar el país. Ésta es una forma mínima de entender la democracia. Porque luego, en la sociedad civil, el ciudadano maduro es aquel que se compromete, se manifiesta, que habla de política y temas de sociedad en familia y demás.
P: Usted reivindica esa palabra en un momento en el que suele decir de las sociedades occidentales que están infantilizadas. Lo ha hecho usted adrede, ¿verdad?
El libro no ha encontrado muchos lectores porque vivimos en tiempos de regresión. Los debates se están sensibilizando, y esto es una situación complicada. Hemos llegado a un momento en que las cosas se pintan en blanco y negro, donde por un lado están los buenos y por otro los malos. Para las derechas los malos son los inmigrantes y los buenos son los del pueblo alemán. Para las izquierdas los malos son los ricos y las derechas.
Vivimos momentos muy maniqueos. Mi libro está pensado para el centro ilustrado, pero esto no es algo popular en Alemania. Hay muchos libros para niños, películas para niños, cuentos y demás. Todos esos cuentos van sobre el bien y el mal. Pero lo interesante de ser adulto es que siendo maduro uno puede reconocer las ambigüedades.
P: Usted que dice hablar para la gente de centro. Políticamente, el partido de los liberales, el centrista FDP, parece haber recuperado algo de atractivo
El FDP es un partido de centro y la CDU también. Pero a la CDU no le está yendo bien y el FDP está aprovechándose de esta debilidad de la CDU. En Alemania hay dos corrientes: por un lado, un sentimentalismo regresivo, me refiero a esa forma de hacer política sobre el capitalismo y el clima que trata a los ciudadanos como si fueran niños en una guardería, y, por otro, hay un grupo de gente que se está dando cuenta de cuán peligroso es eso porque Alemania es un país constructor de coches y necesita esa industria para mantener el bienestar.
Es verdad que necesitamos una transformación pero no podemos cerrar la industria del automóvil. Yo soy de los que piensa que hay que ser económicamente razonable, y el FDP y la CDU son ésto. Pero la CDU está cometiendo tantos errores últimamente que no se les puede votar. El FDP va a seguir aprovechándose de esto.
P: ¿Quién se aprovecha más políticamente de la infantilización?
Para mí, el partido más infantil, pero también el más inteligente para aprovechar esto son Los Verdes. Tienen un programa muy infantil. Se sirven de imágenes muy infantiles, con las flores y el simpático color verdes, además de esa imagen que tienen sus políticos de adorables y educados.
P: Sobre la infantilización... ¿No decía ya mucho sobre la sociedad alemana que a la canciller Angela Merkel se le haya apodado “mami”?
Sí, por su puesto. Este tipo de conceptos yo los encuentro horribles. De hecho, yo nunca utilicé esa expresión. Hay una broma por ahí sobre una futura coalición entre Los Verdes y la CDU en el Gobierno. Sería como una unión de la “madre naturaleza” y el “papá Estado”. Pero todas esas metáforas son regresivas. Yo no quiero que el Estado sea mi familia.
El Estado es, en realidad, un concepto frío que protege los derechos de los individuos. El estado no es mi familia y no debe sustituir a la familia. Pero esta locura del estado social ha llevado a que el Estado sea un padre que nos tiene que salvar con dinero. ¡ Pero en realidad ese dinero es nuestro ! ¡Nosotros ganamos el dinero del estado!
P: Estamos hablando de partidos que se reivindican del centro, como el FDP o la CDU ¿Por qué no ha salido en la conversación el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD)?¿Han dejado los socialdemócratas de estar en el centro?
Es algo horrible. Me acuerdo de los buenos tiempos de los socialdemócratas aquí, con Helmut Schmidt y Willy Brandt, cuando en España estaba Felipe González. Entonces los socialdemócratas eran más razonables, eran social-liberales. Pero esa socialdemocracia ya no existe. El SPD se ha ido hacia la izquierda, no tanto Olaf Scholz [candidato a canciller para las elecciones generales de septiembre, ndlr.], pero el programa del SPD es producto de Saskia Eskin y Kevin Kühnert.
Ambos son políticos clásicos de la izquierda que podrían estar en el partido izquierdista Die Linke. Estos dos políticos han llevado el partido a 16% de la intención de voto que se le atribuye ahora de forma estable al SPD en las encuestas. Es un drama. Porque una socialdemocracia razonable es algo bueno que exista en cualquier país, para representar a la clase trabajadora que está en el centro de la sociedad. Los niños de este ámbito social son escaladores sociales. Yo soy muy fan de los socialdemócratas, pero el SPD está bañándose en eso del 'socialismo democrático' y, lamentablemente, no está en el centro de la sociedad.
Pienso que Merkel ha llevado a parte de la CDU hacia la izquierda. La CDU tienen que pertenecer al centro político pero integrar hacia la derecha. Sin embargo, Merkel ha hecho lo contrario. Ha dirigido el partido hacia la izquierda en temas como la ecología y la inmigración. Merkel ha ido en tantas cosas al encuentro de la izquierda que, al mismo tiempo, ha dejado de lado a los más conservadores, los más patriotas y los más centrados en la economía. Ella es la que ha hecho grande a AfD.
Porque, hasta Merkel, las derechas siempre estaban unidas en la CDU. En el partido siempre había algunos ultraconservadores, pero eso ya no es así. En realidad, hay un 6% o 7% de los votos que van a parar a AfD que deberían ir a la CDU. Pero Merkel, en temas como los refugiados, ha decidido en contra de los más conservadores. Ya no tiene vigencia eso que decía Franz-Josef Strauß, ex líder de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), que decía: “más a la derecha de la CDU/CSU sólo queda la pared”.
P: De Merkel se dice también que ha robado la agenda al SPD. Pero también ha tomado muchas cosas de Los Verdes. Por ejemplo, adelantó a los ecologistas anunciando el abandono de la energía nuclear. ¿Por qué eso parece no dar votos a los conservadores? Ahora mismo la CDU cae en las encuestas y Los Verdes suben.
Yo pienso que la CDU/CSU se ha hecho muy verde en algunas de sus políticas. Pero la gente prefiere votar el original a la copia de Los Verdes. En política, el oportunismo, no funciona nunca. La CDU ha perdido muchos puntos de su identidad y ahora tiene que plantearse cómo lidiar sin una canciller tan presidencialista como Merkel.
A Merkel, el partido ya le da igual, porque da más disgustos que otra cosa. Y es una lástima, porque, al final, la CDU era el único partido de masas que quedaba en Alemania y ahora está desorientado. En la CDU la situación es tan mala como en el SPD. Los grandes partidos alemanes se han desorientado ellos solos en tareas de gobierno. Es una tragedia.
P: Volviendo a su libro, en él la idea de “libertad” es muy importante. Cantándole un himno a la libertad en plena pandemia, en la que se están limitando las libertades, y con partidos políticos como Los Verdes que quieren gobernar con restricciones, ¿Es un acto de rebeldía?
Usted es el primero que me lo comenta en estos términos. El resto de periodistas alemanes que han comentado algo sobre mi libro odian la libertad. Yo soy un defensor radical de la libertad. Y mi libro es importante porque en el describo que en las sociedades acomodadas existe una especie de rechazo a la libertad. Nada de esto ha hecho que mi libro sea popular. En muchos debates, desde la izquierda y desde la derecha, se me odia. Este fin de semana, por ejemplo, había quien escribía en redes: “nos alegramos por el entierro del Señor Poschardt”, “te queremos moler a palos”.
El amor a la libertad siempre ha sido algo minoritario en Alemania. También soy un gran amante de España. Por eso me ha interesado en la Guerra Civil española la lucha entre los anarcosindicalsitas y los comunistas. Porque en España, y en Italia también, ha existido ese sueño de la libertad anarquista. Aunque fuera anticapitalista y socialista, me interesa esa idea de Buenaventura Durruti de querer libertad, responsabilidad, organización autónoma y tomarse en serio la libertad. Me siento más próximo de ese radicalismo libertario que del moralismo ecologista. La emancipación de las personas viene como consecuencia de la libertad, no a través del miedo, por ejemplo, al cambio climático. Los activistas climáticos dicen: “queremos que entres en pánico”. ¡Que frase tan horrible!
P: Algo que a lo mejor no ha contribuido al éxito de su libro es que, en la pandemia, la libertad ahora está mucho en boca de gente que se opone a las medidas anti-COVID-19 entre la que hay conspiranoicos y extremistas de todo tipo.
Es terrible. La mayoría de la gente que va a esas manifestaciones no es así. Pero cuando uno oye lo que dicen en la tribunas, uno ve que ese movimiento es una caricatura. No es un movimiento ilustrado, ni un movimiento de lo que yo llamaría “ciudadanos maduros”. Esas protestas, en muchos sentidos, yo las apoyo, porque antes de recortar derechos y libertades fundamentales habría que acabar con mucha de la burocracia que hace que seamos tan lentos vacunando, o sobre las cuestiones de protección de datos. En la gestión de la pandemia, lo primero que hemos sacrificado ha sido la libertad.
P: La gestión de la pandemia está dejando sensación de derrota en los partidos en el Gobierno. ¿Da pie a esto a que otras soluciones sean posibles?
A mí me gustaría que así fuera. Pero los alemanes somos así: cuando tomamos una dirección vamos hasta el final. Pienso que, cuando en las elecciones generales del próximo otoño gane una colación de Los Verdes, SPD y Die Linke, habrá más impuestos, más burocracia y más limitaciones de derechos fundamentales a las que ya nos hemos acostumbrado, pero no ya por culpa de la pandemia, sino por la lucha climática. Tal vez tengamos que experimentar realidades más amargas.